Con objetivos claros, China invierte en proyectos en distintos países de América Latina e incrementa su poder rápidamente.
En los últimos tiempos, China hizo inversiones en distintos proyectos y en varios países, lo que la ayuda a ganar terreno en la economía mundial y demuestra una confianza y objetivos de una superpotencia.
En Ecuador, cerca de 1000 trabajadores e ingenieros chinos construyen una represa y un túnel de 24 kilómetros. El proyecto cuesta 2.200 millones de dólares y abastecerá con electricidad a una tercera parte de Ecuador.
Pekín está afianzando su influencia económica para ganar aliados diplomáticos, promover su moneda y garantizar el acceso a los recursos naturales que tanto requiere. También se espera que, pronto, su moneda, el renminbi, se conocida como una reserva en la divisa mundial. El Banco Estatal de desarrollo estatal de China ya supera al Banco Mundial en créditos internacionales. Este País tiene una reserva de 4 billones de dólares en reservas, los cuales está dispuesto a invertir en el extranjero para obtener ganancias y ejercer influencias.
Los líderes chinos consideran que la inversión en el extranjero es simbiótica: “La actual cooperación industrial entre China y América Latina llega en un momento preciso”, expresó el primer ministro Li Keqiang, durante una visita a Chile a fines de mayo. “China cuenta con capacidad de fabricación de equipo y tecnología integrada a precios competitivos, mientras que América Latina tiene la demanda de expansión de infraestructura y actualización industrial”, agregó.
Sin embargo, China está asumiendo nuevos riesgos al exponerse a regímenes políticos inestables y mercados emergentes, los cuales no están muy controlados. El crecimiento del país podría ser afectado por cualquier problema. Cuando China se enfrenta a un problema, los efectos se sienten a nivel mundial, en las empresas, industrias y economías que dependen de este país.
Actualmente, muchos países en desarrollo pagan tasas de interés altísimas a cambio de créditos y ceden los derechos sobre sus recursos naturales por años. China es dueña del 90% de las exportaciones petroleras de Ecuador, usada para pagar la deuda.
Si bien hay normas internacionales que limitan la manera en que países industrializados pueden vincular sus créditos a acuerdos, China no se ve afectada por ellas porque se la considera como un país en crecimiento. A Washington le preocupa que China cree sus propias reglas, con menores expectativas de transparencia y manejo ambiental.