Señalan políticas de estímulo para que la rotación de cultivos y la reposición de nutrientes sean rentables.
Es momento de hacer una pausa y mirar al horizonte, tomar conciencia e introducir cambios en el manejo de suelo, que reviertan un sistema que parece haber llegado a su límite. La sustentabilidad de los 7,3 millones de hectáreas de uso agrícola en Córdoba depende de ello. Pero a la erosión hídrica y eólica del suelo se le suma la advertencia por la erosión del sujeto agrícola, el productor, que reclama políticas de estímulo para que la rotación de cultivos y reposición de nutrientes sean rentables.
En la primera jornada provincial de suelos organizada por el Colegio de Ingenieros Agrónomos de la Provincia de Córdoba, en la Sociedad Rural de Villa María, diferentes actores presentaron sus puntos de vista, estudios e investigaciones en la búsqueda de soluciones. Con las últimas inundaciones en gran parte de la provincia, se puso en evidencia la necesidad urgente de un cambio.
Componentes
“Hay una cuestión de manejo de la agricultura que hace que estemos extrayendo de los suelos sin darle la oportunidad de reponer el componente biológico. Por otro lado hay un componente de compactación de los suelos y reducción de aireación que hace que la relación escurrimiento-infiltración haya cambiado y que cada vez se infiltre menos y se escurra más”, planteó como cuestiones básicas Eugenio Fernández, director de Conservación de Suelos y Manejo de Agua de la Provincia, uno de los primeros expositores.
A lo complicado de los escurrimientos hídricos superficiales, se suma la disminución del área ganadera y las pasturas, que por su naturaleza son retenedoras de aguas. “Se nos ha complicado el esquema”, razonó Fernández.
En los últimos 50 años, la superficie agrícola de Córdoba pasó de 1,2 millones a 7,3 millones de hectáreas. El mejoramiento tecnológico hizo que la producción por hectárea sea cada vez más grande, acompañada de una mayor extracción de nutrientes.
En la relación soja-maíz, la rotación a nivel provincial está en cuatro hectáreas a una. No es saludable desde el punto de vista del suelo porque las gramíneas son las que aportan la materia orgánica, el combustible para la vida del suelo en relación con la estructura, aireación, porosidad y actividad microbiana. “Hay un componente de rotaciones que no es sano en la relación oleaginosas versus gramíneas”, agregó el técnico.
Decisiones políticas
Para contrarrestarlo, dijo, debe haber políticas públicas que hagan que la rotación de cultivos y reposición de nutrientes sea negocio. En los casos se erosión hídrica y eólica, propuso focalizar esfuerzos financieros de promoción de buenas prácticas agrícolas y poner algún tipo de beneficio a quienes hagan conservación de suelo.
La subsistencia del suelo choca hoy en la cabeza del productor con una urgencia de subsistencia propia. Así lo expresaron varias voces, como la de Gabriel De Raedemaeker, vicepresidente de Cartez: el crecimiento y el desarrollo sustentable son posibles, pero requieren de una planificación con el acompañamiento del Estado, dijo.
“El productor se encuentra preocupado. No se debe desconocer la situación de quebranto con la que se lleva adelante toda la actividad agropecuaria, marco en el que no es prioritaria la conservación. Hoy en la cabeza está cómo llegar a marzo del año que viene siendo productores”, advirtió.
Sistematización
José Pussetto es un productor de Las Isletillas que integra la Asociación de Consorcios de Conservación de Suelos. Se inclinó a favor de sistematizar los campos, pero advirtió que el productor “no se va a poner a hacerlo si apenas puede sembrar. En mi zona se necesita un trabajo todos los años para mantener las terrazas. Si el agua corre, corta y se lleva el suelo. La terraza es más importante que el dique, para que el agua no tome velocidad”, relató.
Opinó que para sistematizar, tiene que haber una participación de productores y de toda la sociedad. “El suelo nos pertenece a todos. Respondemos a estímulos, que son económicos”, concluyó.
David Roggero, responsable de las áreas técnicas de las Regiones Centro Aapresid, coincidió en que la sustentabilidad está basada en tres grandes rubros: la agronómica, la social y la económica. “Es inviable desde un solo lugar”, dijo.
Aapresid promueve la siembra directa como un sistema integral en el que los pilares fundamentales son la no remoción del suelo, los cultivos de cobertura, la rotación de cultivos teniendo en cuenta intensificación y diversificación, y fertilización balanceada.
Gustavo Martini, de Aacrea, movimiento originado por la problemática de la erosion eólica de hace 50 años en el oeste bonaerense, entrene que el problema está en la rotación inadecuada en relación con la degradación de suelos.
En Córdoba es de tres a uno la relación leguminosa a gramíneas. Otro dato es que se fertiliza menos en campos alquilados que en propios.
Diego López, de la regional Córdoba Norte de Aacrea mostró un trabajo de sustentabilidad de rotación realizado con la Universidad Nacional de Córdoba: en los últimos 10 años han variado los tenores de carbono y fósforo, aumentando el primero y bajando el segundo.
En su caso están realizando un proyecto piloto relacionado con el uso y manejo de suelos; se dividió la región en siete subzonas tendiendo en cuenta precipitaciones y rendimientos, entre otros factores. “Estamos muy ocupados en la sustentabilidad de los sistemas en general, con foco en suelo y rotación de cultivos. Tenemos muchos datos que pueden ser evaluados, hay que integrar análisis y bases de datos para no superponer esfuerzos”, planteó.
Definiciones
E. Fernández (Agricultura). “Ante el crecimiento, los suelos siguen respondiendo porque son muy nobles y de buena fertilidad. Pero es momento de tomar conciencia de que eso no es eterno ni sostenible”.
Juan c. Molina (Agricultura). “Trabajamos en conformar consorcios regionales de conservación, con integración territorial, de acuerdo con necesidades. Antes de fin de año, haremos tres reuniones del consejo central”.
Orden con el agua
Caminos. Antonio Pica, presidente Asociación de Consorcios Camineros, dijo que “asusta” el comportamiento que se ha tenido en manejo de suelos, algo que advirtió al recorrer las zonas inundadas y ver “barbaridades”. Apuntó a canales hechos “antojadizamente”, que terminaban en caminos, destruyendo trazas y alcantarillas. Dijo que los consorcios están cansados de ver que a las obras “se las llevan” las lluvias. Por lo cual, pidió una sistematización total de la provincia más allá de las cuencas, y que se hagan lagunas de retención y terrazas “para que el agua se quede donde cae”.