En un informe de la consultora Finsoport, el economista Jorge Todesca señaló que el episodio griego debería convencernos de la necesidad de solucionar los desequilibrios antes de que se conviertan en una crisis.

Mientras que en el caso griego, "al no poder ajustar su tipo de cambio y estando sujeta a las restricciones monetarias emanadas del Banco Central Europeo, la contracción se ha traducido en un proceso deflacionario". En la Argentina, el ajuste es inflacionario, al trasladar el déficit fiscal al plano monetario e impulsando por éste y otros canales un proceso de la suba de precios. El consultor advirtió: “Ni la deflación agraria ni la inflación argentina son buenos caminos hacia el crecimiento”.

Por otra parte, Finsoport indicó que los programas de ajuste corrigieron la situación griega, la Agrentina debería corregir sus equilibrios, ahora que son manejables y evitar los mecanismos de ajuste clásicos. Todesca señaló que en Grecia el déficit fiscal “se precipitó a una situación abismal cuando creció la crisis internacional, llegándose a ubicar en el 16% del PBI”. En tanto, Argentina mantuvo sus cuentas equilibradas hasta 2010 y, siguiendo estimaciones del FMI, se encuentra hoy con un déficit primario del 4% del PBI. Algunos analistas prevén que, si se contabilizara el pago de la deuda, esa cifra podría ser del 4%.

En cuanto al sector externo, Grecia tiene una debilidad generada por su déficit comercial, mientras que la “Argentina está comenzando a tener déficit en la cuenta corriente del balance de pagos, debido especialmente al menor saldo comercial”. Respecto a esto, la consultora DNI, informó que el período 2011-2014 rompió el ciclo de crecimiento de las exportaciones argentinas que habían comenzado en 1983 debido al fuerte atraso cambiario.

En términos de las respectivas sendas de crecimiento, Finsoport indicó que desde 2008 “Grecia se precipitó a una fuerte contracción, de la que se está recuperando de una manera extremadamente frágil”.

Actualmente, acotó, la economía local está en una fase de estancamiento, aunque el Gobierno prevé un leve crecimiento y varias consultoras creen que terminará este año con una cierta recesión.

El comercio bilateral entre ambos países es bajo. Según la consultora Abeceb en 2014 se registró un superávit de 86 millones de dólares para la Argentina. Las exportaciones fueron de 135 millones de dólares, compuesto en un 76% por harina de soja, mientras que las importaciones fueron de 49 millones, esencialmente por gasoil en un 80%.