Un estudio de la UNC investigó las napas subterráneas. Sólo en la zona de Río Tercero, hay tanta agua como en 10 lagos San Roque.
El Ctalamochita –o Tercero– no es un río sino dos. Uno se ve cortando el centro del mapa cordobés desde las Sierras hasta la unión con el Carcarañá, en Santa Fe. El otro corre bajo tierra, oculto, pero lleva mucho más caudal que el superficial. Tanto, que esas napas subterráneas se constituyen en una de las principales reservas hídricas de Córdoba, ahora por primera vez medidas.
No es un dato menor para una provincia escasa en ese recurso y que arrastra crecientes dificultades para abastecer de agua potable a varias de sus regiones.
Un estudio que acaba de culminar el Centro de Vinculación de Geología Aplicada, de la Universidad Nacional de Córdoba, confirma que al menos en el sector que rodea a la ciudad de Río Tercero hay una enorme reserva de agua subterránea.
“Sin dudas, la del Ctalamochita es la napa apta para agua potable más importante de la provincia”, marcó Héctor Frontera, titular de la cátedra de Hidrogeología en la UNC y jefe de la investigación encargada por la Cooperativa de Obras y Servicios de Río Tercero. Tras cinco años de trabajo, las conclusiones finales fueron presentadas esta semana.
Frontera apuntó que, aunque no está suficientemente estudiado, es casi seguro que una masa similar de agua a la que circula a la altura de Río Tercero se repetiría en gran parte del recorrido del río.
Hasta Villa María, por lo menos, conservaría además su calidad de potabilizable.
El estudio encargado por la cooperativa riotercerense es el primero en su tipo y nivel de detalle para Córdoba.
“Pareciera que no se piensa en el agua subterránea, sólo se ven los ríos y diques”, marcó Frontera. Actualmente, varios grupos universitarios están desarrollando los primeros estudios generales de napas en Córdoba, a partir de un proyecto del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Provincia.
Se sabe ya que desde el río Tercero hacia el sur y en gran parte del este provincial (lo que representa casi dos tercios de la provincia) las aguas subterráneas no son aptas para consumo humano por su elevado contenido de arsénico.
Cuánto hay. El estudio presentado, en base a más de 300 perforaciones, concluye con un dato relevante: sólo en una zona de 45 mil hectáreas alrededor de la ciudad de Río Tercero hay –siempre en lento movimiento– unos cuatro mil hectómetros cúbicos de agua potabilizable. Para comparar, el geólogo Frontera citó que esa cifra representa al menos 10 veces la capacidad del lago San Roque y cuatro veces la suma de los cinco lagos que embalsan el Ctalamochita.
Hace dos años, en un análisis preliminar, calcularon menos de la mitad de ese volumen.
En rigor, hay dos ríos subterráneos porque –en el área investigada– aparece una napa entre los 25 y 100 metros, y otra, separada, entre los 110 y 250 metros, según las zonas. Ambas tienen similar capacidad.
En la zona estudiada, la primera napa presenta ya algunas alteraciones, sobre todo debajo del área urbana, producto del impacto industrial y poblacional. “Pero la segunda mantiene una muy alta calidad en todas las mediciones”, acotó el geólogo. De allí que una sugerencia central es que esa segunda napa sea preservada exclusivamente para consumo humano, algo que hoy no ocurre (verGuardarla sólo... )
La cantidad y calidad de agua decrece notoriamente a medida que se toma distancia –apenas cuatro kilómetros– del río, que es la fuente de recarga de las napas.
Una duda clave era si la capacidad de recarga de esas napas sería superior o inferior al ritmo de extracción. El estudio cita que en la zona ingresan unos 60 hectómetros cúbicos por año, cifra varias veces superior a los 11 que demanda hoy la ciudad de Río Tercero para consumo humano e industrial.
Resta profundizar sobre las recargas a las napas en todo el recorrido del río, hasta Santa Fe, para determinar cuánto depende toda la cuenca de un ingreso clave de agua hacia el subsuelo registrado entre Almafuerte y Río Tercero. En esa zona –remarcó Frontera– será crucial no generar impactos que alteren el agua.