El incremento de los cortes al Biodiesel en Estados Unidos, sumado al aumento del petróleo detuvo la abrupta caída de las cotizaciones de la soja en el país del norte.
Juan Vasquetto
A esto podemos agregarle algunos pronósticos de abundantes precipitaciones que podría demorar la siembra de la oleaginosa en el hemisferio norte ayudaron a que la soja rebote en los 900 centavos por bushel, 330 dólares por tonelada, para la posición Noviembre de 2015, época de recolección en el hemisferio norte, equivalente a nuestro mayo.
La volatilidad influye siempre en esta época del año provocando grandes movimientos en los precios de los granos, sin embargo la situación de abultada oferta en mano de países netamente agro exportadores y la secuencia de dos cosechas record en el hemisferio norte que garantizan la provisión de productos sin dificultades hasta la entrada de la próxima cosecha dificultan todo rally en los precios de los principales comoditties, no alcanzan las noticias para provocar un alza sostenida en las cotizaciones.
Las expectativas de mejores precios teniendo en cuenta los factores fundamentales pueden venir para el maíz si el informe trimestral que publicará el USDA el 30 de Junio de superficie sembrada confirma el rumor de la reducción de área sembrada en Estados Unidos. En Argentina la cosecha de maíz esta en valores cercanos al 40 %, atrasado con respecto a promedio históricos, pero con rindes mayores a los estimados previamente que proyectan un volumen total de cosecha de veinticinco millones de toneladas. Quizás esto fue lo que provocó una suba los primeros cuatro días de la semana en el CME (Chicago Mercantil Exchange).
En soja todas las noticias parecen ser bajistas, record de superficie sembrada, abundante stock en el mundo tranquilizan a los exportadores y fábricas que pueden hacerse fácilmente de la mercadería. No encontramos noticias fundamentales que puedan inquietar a los compradores, solo cuando cae la cotización del dólar con respecto a la canasta de otras monedas se incrementan las compras aprovechando la coyuntura.
A medida que transcurren los días las posibilidades de una posible sequia en el país del norte es cada vez menos factible, así lo indica al menos el monitor de sequias con los pronósticos de un año niño que promete fenómenos atípicos, pero con mayor probabilidad que los problemas vengan por los excesos hídricos que por sequias, como los que existen en pequeñas superficies del sur del cinturón sojero – maicero que al menos hasta hoy solo provocan atraso en las siembras.
En el plano local tras solucionarse el conflicto de los aceiteros las entregas comienzan a normalizarse sin demasiado impacto en los valores recibidos por el productor, tampoco el exceso de oferta generó bajas en los mercados internacionales pese a la importancia relativa que tiene Argentina en esta época del año.
A medida que avanzamos en el tiempo, en un año donde parece que el “mercado climático americano” otra vez estará ausente; los premios por hacerse de mercadería en noviembre empiezan a ser menores y los compradores locales se encuentran más relajados, en este escenario seguir reteniendo esperando un aumento en las cotizaciones de la soja sin tomar coberturas es una actitud temeraria, mas teniendo en cuenta que el premio todavía alcanza para tomar alguna cobertura al alza si somos optimistas o nos equivocamos en el análisis de la realidad. Con el maíz la situación es más compleja ya que una vez cubiertos los cupos de exportación, Rosario deja de ser referencia y se pueden conseguir condiciones ventajosas en algún comprador del interior, aunque resulte dificultoso colocar grandes volúmenes.
La crisis de rentabilidad esta en todos los países productores, a los Americanos tampoco le resultan atractivos estos precios, y no es descabellado pensar que se ponga en marcha algún andamiaje de normas que mejoren la difícil situación por la que atraviesan los farmers con consecuencias negativas para los países agro exportadores.
En Argentina, un país donde el factor político ha tomado tanta preponderancia es difícil encontrar soluciones a los problemas que hoy presenta el productor local con la pérdida de rentabilidad y la incertidumbre en el futuro que pone en jaque la continuidad de muchos actores del sector agropecuario que no pueden seguir esperando, mientras que las soluciones no son más que promesas de campaña.