La familia del ex presidente, que sigue delicado, se reunió de urgencia.
La vigilia por la salud de Nelson Mandela se vive cada vez con más dramatismo en Sudáfrica, luego de que la familia del ex presidente se reunió de urgencia en Qunu (Sur), el pueblo en donde vivió el líder del movimiento contra el apartheid , que continúa en "estado crítico" desde hace tres días en un hospital de Pretoria.
El presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, informó ayer en un comunicado que el estado de Mandela "no cambió" desde el domingo y sigue siendo, por lo tanto, "crítico".
El pronóstico de "Madiba", como se conoce al ex mandatario, de 94 años, pasó de "grave" a "crítico" el domingo pasado, por primera vez desde su hospitalización, el 8 del actual, por la recaída de una infección pulmonar. En los últimos seis meses Mandela fue internado cuatro veces.
"Los médicos están haciendo todo lo posible para asegurar la recuperación, el bienestar y el confort" de Mandela, agregó Zuma.
Venerado por los sudafricanos y convertido en una de las personalidades que más admiración despiertan en el mundo, en 1994 Mandela inició una transición pacífica hacia una democracia multirracial después de tres siglos de dominio blanco.
Poco antes del comunicado presidencial, la prensa sudafricana informó que el clan Mandela se reunió de urgencia en Qunu, 700 kilómetros al sur de Johannesburgo, en la remota provincia de Cabo del Este.
El encuentro, en el que también participaron miembros de la aristocracia de la rama Thembu del pueblo xhosa, a la que pertenece Mandela, fue convocado por las hijas del ex presidente, informó la agencia de noticias local Sapa.
Según la televisión pública sudafricana, la SABC, el clan trató "asuntos sensibles" de la familia.
Ningún miembro del clan quiso hablar, pero rumores dan cuenta de divergencias sobre el lugar en el que debe ser enterrado Mandela.
El ex presidente había declarado en un documental en 2003 que quería ser enterrado en Qunu. "Mi familia está aquí y quisiera ser enterrado aquí, en la casa", había dicho Mandela. Sin embargo, algunos allegados prefieren que sea enterrado en Mvezo, su aldea natal, situada a unos 40 kilómetros de Qunu y a la cual se accede por un camino de tierra.
Ayer, según la cadena NBC, una de las hijas de Mandela dijo que el ex mandatario "abrió los ojos y sonrió" cuando le contaron que el presidente estadounidense, Barack Obama, visitaría Sudáfrica en los próximos días.
El comentario aviva la expectativa de que el presidente estadounidense pueda visitar al héroe de la lucha contra el apartheid en el hospital de Pretoria, aunque ayer el gobierno sudafricano afirmó que esto no estaba previsto. Obama empieza hoy una gira por Senegal, Sudáfrica y Tanzania, hasta el 3 de julio, que genera una gran expectativa en África.
Homenaje
En tanto, ayer, el presidente Zuma pidió a los sudafricanos celebrar el cumpleaños 95 de Mandela, el próximo 18 de julio, con actos que honren el legado del líder en la lucha contra la segregación racial del país.
"Debemos demostrar nuestro amor y aprecio por su liderazgo durante la lucha por la liberación y en nuestros primeros años de libertad y democracia perpetuando su legado", dijo Zuma.
En años recientes, los organizadores buscaron convertir los festejos del cumpleaños de Mandela en un evento internacional en el que los participantes hacen algo para honrar los valores del ex presidente durante 67 minutos, que marcan los 67 años del líder como defensor de derechos humanos.
Ayer, los sudafricanos continuaron con sus rezos y depositaron flores y cartas en la puerta del Mediclinic Heart Hospital, donde está internado el Nobel de la Paz.
Además, cien palomas blancas fueron liberadas frente al hospital en homenaje a la "contribución de Mandela a la liberación del país", dijo uno de los organizadores.
Mandela dejó la presidencia en 1999, después de un período de cinco años. Desde entonces ha dividido su tiempo entre Qunu y su casa en Houghton, un lujoso suburbio de Johannesburgo. Su última aparición pública fue cuando saludó a los aficionados desde la parte trasera de un carro de golf antes de la final del Mundial de fútbol en el estadio Soccer City de Johannesburgo, en julio de 2010.