Se llama Matthieu Ricard, nació en Francia y se crió en el seno de una familia que estaba compuesta por un filósofo y una pintora. Su padre era Jean-François Revel y Yahne Le Toumelin, motivo por el cual, desde pequeño, se vio rodeado de intelectuales y personas que marcaron la línea de su pensamiento.
Se llama Matthieu Ricard, nació en Francia y se crió en el seno de una familia que estaba compuesta por un filósofo y una pintora. Su padre era Jean-François Revel y Yahne Le Toumelin, motivo por el cual, desde pequeño, se vio rodeado de intelectuales y personas que marcaron la línea de su pensamiento. Se convirtió en un gran biólogo que tuvo como mentor nada menos que al premio Nobel de Medicina François Jacob pero, en un momento, decidió dejar todo para irse a vivir al Himalaya.
Se convirtió al budismo y se dedicó a la fotografía y a publicar libros, que lo llevaron a ser conocido como "el hombre más feliz del mundo".
Ricard llegó a la Argentina para dar una charla en el Malba en el marco del evento Green Tara Happiness que tiene como intención "reflexionar sobre el sentido de la vida" que es "ser feliz" según informan.
Henri Cartier-Bresson, un fotógrafo francés que fue considerado por muchos el creador del fotoreportaje, aseguró que "la vida espiritual de Matthieu y su cámara son uno, haciendo que sus imágenes sean fugaces y eternas". En sus capturas se puede ver el Himalaya, paisajes imponentes y de maestros espirituales.
Si bien es famoso como "el hombre más feliz del mundo", él considera que su apodo es "una gran broma", según relata Clarín, que entrevistó a Ricard.
Todo fue inventado por un programa de televisión australiano. "En parte, está basada en un estudio que hizo el grupo del científico Richard Davidson", explicó "Yo fui uno de los primeros voluntarios [del estudio], y encontraron que, con las meditaciones, se activaban zonas cerebrales. Ese estudio demostró que la meditación cambia funcional y estructuralmente al cerebro", agregó.
No solo medita prácticamente todos los días (cuando viaja por el mundo "se complica"), sino también hay épocas en las que se va durante tres meses a la montaña en "retiros solitarios". En esos tres meses de absoluta soledad, momento que él describe como "maravilloso", medita mucho y siente "que el mundo entero está" con él.
En relación al amor, su respuesta es que puede ser el camino para algunos, pero no para él. "Si algo implica celos, envidia, odios, y otras emociones negativas, hay más sufrimiento", explica el monje.