Tras el sorpresivo pedido a sus ministros para que presenten la renuncia, la presidenta empezó a definir su nuevo equipo para superar la crisis de gobierno por los casos de corrupción.
Luego de anunciar sorpresivamente en televisión que había solicitado la renuncia de todos sus ministrosy que mañana, después de 72 horas de meditarlo, tendrá decidido quiénes seguirán en el cargo, la presidenta Michelle Bachelet empezó a definir su nuevo gabinete con un solo objetivo: liderar ella misma la renovación de sus asesores para enfrentar la crisis política que arrastra Chile y la serie de escándalos de corrupción en que se han visto involucrados algunos ministros.
El ajuste estaba pendiente desde marzo y la presidenta lo anunció anteanoche, dando un golpe de autoridad a través de la televisión, con el animador más famoso de Chile, Don Francisco, y curiosamente en Canal 13, propiedad de Andrónico Luksic, dueño del banco que le prestó dinero a la nuera de Bachelet y que originó el "Nueragate". En ese caso quedó involucrado también el hijo de Bachelet, Sebastián Dávalos.
Cinco horas antes, la mandataria les había pedido a sus ministros poner sus cargos a disposición. No es una medida nueva cuando hay ajustes en el gabinete, pero sí es la primera vez que se comunica en vivo en televisión y sin aviso previo.
Era extraño también las 72 horas, aunque el ex presidente Ricardo Lagos dijo que era un plazo razonable. La oposición, en cambio, acusó de falta de liderazgo e irresponsabilidad por dejar al país sin cabezas por tres días.
El único ministro que fue confirmado en su cargo en las primeras 24 horas fue el canciller Heraldo Muñoz, que ayer estaba en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, en el segundo y último alegato de los abogados que defienden a Chile en la demanda de Bolivia para tener salida soberana al mar.
"Quiero agradecer a la presidenta su confianza para seguir colaborando como su canciller. La ratificación me da más ánimo para seguir trabajando. Sus decisiones no se cuestionan", comentó Muñoz en Holanda.
Paralelamente, en Santiago, los ministros formalizaban sus dimisiones, aunque deben seguir trabajando mientras no se las acepten o rechacen.
Se habla en La Moneda de seis o siete salidas o traslados. Una de las más probables es la de Rodrigo Peñailillo, jefe de Gabinete y mano derecha de Bachelet. Su nombre gatilló el anuncio inesperado de la presidenta, porque pocas horas antes se divulgaron los informes que lo vinculan con uno de los casos de boletas emitidas en época de campaña para recaudar dinero de manera indebida, algo que el funcionario negaba y que justificaba como trabajos particulares.
Ese mismo día, a Peñailillo le pidieron la renuncia desde la oposición y su caso pareció indefendible.
El ex líder del PS Osvaldo Andrade no llegó a tanto, pero sí advirtió que le parecía extraño que todo el círculo del ministro del Interior -"él y sus amigos", dijo- tuviera el mismo problema de facturas falsas. Simultáneamente, se ventilaba la mala relación que tendría con Mahmud Aleuy, subsecretario del Interior, con el curioso nombre del patio de La Moneda al cual dan las puertas de sus oficinas.
"Le dicen Kosovo -comentan en el palacio-. Imagínese el aire de guerra."
A ese episodio clave se suma que anteayer se conoció la encuesta de Adimark con el nivel de adhesión más bajo y el rechazo más alto en las administraciones de Bachelet. Ayer, otra encuesta, la CEP, confirmó el desplome total: 29% de aprobación y 56% de rechazo.
Los ministros que deberían renovarse, aparte de Peñailillo, son Ximena Rincón, secretaria general de Gobierno, y Alberto Undurraga, de Obras Públicas, también vinculado a uno de los casos de asesorías para empresas que financiaban ilegalmente campañas.
Pese a no tener problemas de este tipo, Alberto Arenas, ministro de Hacienda, estaba inesperadamente entre los que se mencionan en los salones de La Moneda como complicados, pero sería la primera vez desde el regreso de la democracia que un ajuste incluya una salida tan fuerte.
Isabel Allende, actual presidenta del PS, donde milita Bachelet, admitió que los números de la CEP "son dolorosos" y respaldó los cambios que está decidiendo en estas horas la jefa de Estado.
Nombres para entrar al gabinete vuelan de un lado a otro a cada momento y la única tendencia observable en los ejercicios especulativos es que se repiten personajes de mucha trayectoria, como el ex canciller José Miguel Insulza, que está a punto de terminar su mandato al frente de la Organización de los Estados Americanos (OEA), y el ex ministro José Antonio Viera-Gallo.
Sin embargo, lo más importante es que estén limpios de las facturas falsas, para que no puedan caer en la investigación que lleva adelante el Ministerio Público y que tiene acorralado penalmente a la mayor parte del liderazgo político chileno.