Hace un año moría Alfredo Dilena, me enteré temprano cuando aún el sol no nacía en el horizonte, estaba viajando hacia Córdoba y no atiné a otra cosa más que a llorar en el camino.

Dilena era mi compañero de trabajo, compartíamos el mismo espacio y durante siete años lo escuché atentamente, siempre tenía una historia de vida para contarme, un tango para hacerme escuchar, él me enseñó acerca del rosarigasino, sobre la caballerosidad de los hombres de antes.

A veces era gruñón, pero cuando se enojaba se encerraba y entre discos antiguos la música lo sanaba.

Fredy llegaba a diario y nos saludaba “Cómo andan, nosotros, vosotros y ellos” decía y a mí me encantaba que tuviéramos ese código de diplomacia entre compañeros. A él le gustaba que lo escucharan y era entendible, las historias se le salían de los poros, era tanto el camino transitado que era inexplicable semejante memoria y tantas experiencias.

En el último año de vida un día se descompensó y de a poco fuimos viendo que se apagaba, hasta el 9 de mayo que decidió  irse de su cuerpo que no sostenía tanto fuego y memoria.

Así nos quedamos sin aliento, cerca de mi escritorio aún sigue estando su amada máquina de escribir, que a veces creo escuchar cuando me duele mucho la ausencia de este hombre que escuché desde pequeña junto a mi papá.

La muerte de Dilena no sólo nos dejó heridos a quienes lo conocimos, dejó en silencio a una comunidad que lo seguía, que lo escuchaba, que lo tenía como referente de la música ciudadana, que no entendió que luego de casi 55 años el tango se callara de ese mítico “2x4 Tango”.

Dicen que hay ausencias que son fuertes por su presencia y la verdad es que si bien se fue, Él sigue deambulando con sus recuerdos, con sus anécdotas, con las vivencias compartidas en cada rincón de esta radio. Porque decir Dilena es hablar de Radio Río Cuarto, es hablar de música, de conocimiento, de unos furiosos ojos celestes que a veces estaban tristes y otras tantas guardaban una ceremoniosa picardía.

Haber trabajado cerca de “Fredy” fue un honor, fue poder estar un ratito de tiempo al lado de un histórico de la radio nacional, porque Dilena superó los confines de Río Cuarto al tener el mismo programa durante más de cinco décadas. Él era un obsesivo y amante de lo que hacía, Él grababa sus programas antes de dejar a los oyentes sin sus tangos cotidianos, Él era un amante enloquecido por la radio, por eso creo que de algún modo decidió morir ejerciendo su arte, uno no lo podía concebir fuera de ésta, Él no era un hombre pasivo, era un trabajador apasionado, un tanguero de ley, un devoto enamorado de su Nora, un sufriente cascarrabias que se emocionaba por simples cosas que hablaban de mucho más, que callaba…

Si en algún lado de este universo o de cualquier cielo estás leyendo estas líneas te agradezco por el fuego, por ser mi compañero, por enseñarme tanto, por ser parte de mis recuerdos de infancia cuando compartía la escucha de tangos con mi papá.

Gracias Fredy por haber calado tan fuerte en mi corazón, que hace un año que no estás y te sigo esperando a que abras la puerta de la oficina saludando con tu alegría…

Hay hombres que son para siempre, Fredy ha sido uno de ellos, porque mientras el tango resuene, el ángel de su memoria seguirá deambulando desde lo imperceptible tocando las cuerdas del recuerdo que hacen resonar su nombre…
Fredy por siempre y gracias por tanto…
 

El 9 de mayo Guillermo Davies realizará un programa especial en honor a Fredy Dilena, será a las 18.30 hs. por AM 1010.

Nota que fue publicada en Sureño XXI

Alfredo Dilena

                                                         53 años a puro tango
 

Nombrar a Alfredo Dilena en Río Cuarto y un amplio espectro regional, es decir tango, es haber aprendido de éste género musical como radioescuchas, gracias a este hombre que pinta canas y carga con unos ojos azules furiosos de pasiones.
Dilena ha sido quien nos enseñó de qué se trata la mística arrabalera, ese murmullo carcomido de vida, vapuleado, amado y llorado con un desenfreno y pasión que sólo el tango es capaz de retratar…
Dilena, uno de los hombres que más sabe de tango en la Argentina, se enamoró del género desde muy pequeño y así comenzó a caminarlo aprendiendo del mismo, amando a las pebetas que habitan ese mundo, discutiendo con los compadritos que le hacían frente y quedando absolutamente cautivado de cada historia que llora y vive las penas y los desencuentros de los tangueros.
Los años me hicieron descubrir que ese Dilena que escuchaba por una radio chiquita, sigue siendo parte de nosotros, patrimonio de nuestra ciudad, este hombre es un referente a nivel nacional, el único que durante 53 años continuados, en Radio Río Cuarto, ha sido la voz, la sabiduría y el profundo conocimiento del tango, de ese que surgió entre bodegones y conventillos de inmigrantes, con la rabia de aguantaderos y el desamor de los burdeles, donde sólo los tipos bravos se atrevían a bailarlo…
Alfredo Dilena no sólo conoce de cerca el tango, por olfatearlo a diario entre sus discos de vinilo, Él lo vive de un modo único, en cada tema encuentra una historia, una anécdota, un silencio revelador que siempre logra pintarle un lagrimón…
Nació el 20 de enero de 1940 y sus antecedentes más lejanos como locutor se remontan a sus 7 años, cuando a la hora de la siesta se iba al fondo de su patio y con una regadera y un palo de escoba cantaba tangos, milongas, valses y zambas o relataba partidos de fútbol, “siempre digo que soy un relator de fútbol frustrado”. A los 12 años era locutor de publicidades en carreras de ciclismo y a los 13, Alfredo compró sus tres primeros discos, La Cumparsita por Daviaso, El Amanecer por Roberto Firpo y Lágrimas y Sonrisas por Rodolfo Vialle, “probamos los tres y los pusimos sobre una silla, yo sin darme cuenta me senté sobre los mismos y los rompí, ese fue mi primer acercamiento al tango”, relata Dilena.
En el año 1958 escucha por primera vez la Radio Argentina de Buenos Aires, donde un comentarista, Juan Succeli, hablaba de tango y a partir de allí sueña con realizar un programa de esas características, “mis primeros programas estuvieron inspirados en lo que realizaba este hombre”.
En enero de 1959, el único día que no recuerda con exactitud, comienza su carrera de locutor profesional de un baile en la Colonia El Espinillar, entre Gigena y Elena, donde tocaba la orquesta Los Zorros Grises. “Fuimos a actuar en una pista de tierra, alumbrada con sol de noche, rodeada con una lona para que la gente que estaba afuera no entrara. Me creía Gardel con el micrófono, era bastante desprejuiciado y mi sueño era ser locutor de radio”. Hasta los años 70 ´ Alfredo Dilena acompañó a distintas orquestas en cada una de sus presentaciones.
El sueño de ingresar a la radio se dio 9 años más tarde de su creación, “empecé haciendo glosas entre cada tango. Me acuerdo de ese primer día, era un caradura…” cuenta “Fredy” mirando hacia un pasado que parece haber sido ayer.
En 1964 comienza con “Mundo de Tango”, programa que realiza en memoria de Juan Succeli, tiempo después cuando la emisora pasa a llamarse Lv16 Radio Río Cuarto, el asesor artístico del momento Miguel Smirnof cambia el nombre del programa a “2x4 Tango”,  y así Alfredo Dilena, desde hace 53 años, ininterrumpidamente,  maneja el aire tanguero para el placer de todos los radioescuchas fanáticos del género.
El 8 de agosto de 2012 en la Legislatura Provincial se declaró de Interés provincial el trabajo de 53 años con el tango de Alfredo Dilena, iniciativa impulsada por el legislador Luis Sánchez.
Frente a tan importante reconocimiento, El Sureño XXI dialogó con este personaje querido por los riocuartenses, patrimonio de las voces que han marcado el acontecer ciudadano.

¿Cómo recibe este premio de la Legislatura Provincial por 53 años de radio consecutivos?
Es un halago, un mimo, un reconocimiento a 53 años de hacer radio, con buenos y malos tiempos, sin decaer y es el reconocimiento al medio,  Radio Río Cuarto, donde ininterrumpidamente he realizado “2x4 Tango”, único caso en la historia de la radiofonía de Argentina de un programa con tanta permanencia, en el mismo medio y con el mismo conductor.

¿Cómo vivió el acto de reconocimiento a toda una trayectoria de vida?
Yo no dimensionaba lo que estaba viviendo, hasta que estuve en la legislatura y Luis Sánchez hizo la exposición del reconocimiento hacia mi persona, que parecía una ponencia. Se dijeron palabras con entusiasmo, cariño, afecto, que la verdad me emocionaron. Estaba con mi familia, junto a mi hermano y sobrino, los Dilena de sangre, Nora y sus chicas, y para todos fue muy fuerte sentir que nuestro apellido era el que estaba dando vuelta en ese recinto, donde los legisladores se pararon a aplaudirme, me saludaban y hasta cantaron uno de los cinco temas que me han dedicado.
El tango que me cantó Juan Carlos Ameri, escrito por Aldo Frutero, con música de Carlos Granado, sintetiza mi vida. Habla de que yo no nací en Buenos Aires, soy del interior del interior, de familia de chacareros y yo forjé al Alfredo Dilena que soy, ese fue el momento donde los tres Dilenas nos aflojamos y lloramos.
Es muy fuerte que tu hermano, tu familia y los afectos que uno ha conformado en esta última etapa de la vida te digan que están orgullosos de vos.

Al terminar el evento legisladores de todos los puntos de la provincia, inclusive la Vicegobernadora se acercaron a Alfredo Dilena para conocerlo y manifestarle que, a través de Radio Río Cuarto han seguido su carrera y su voz, junto con los tangos, han sido la grata compañía de sus familias.

¿Cómo se mantiene esta pasión por el tango?
De forma natural, porque la hago con amor. Considero que quien me escucha, uno o muchos, merecen respeto, y desde ese lugar trabajo, sigo investigando y permanentemente me sorprendo de cosas nuevas que descubro del mundo del tango.

¿Qué lo enamoró del tango?
Que es la vida. Dijo Discépolo es una historia de vida en tres minutos. El tango te acompaña en los momentos buenos, malos, en los triunfos, en los fracasos en las alegrías, las tristezas, en los momentos amargos y dulces, en el amor y desamor, en el engaño y desengaño.

¿Qué personajes lo han impactado más del mundo del tango?
Todos te impactan por algo especial, básicamente porque son seres humanos y les pasan las mismas cosas que a nosotros.
Recuerdo una anécdota con Goyeneche, quien vino a Río Cuarto y como mi mamá era fanática de Él, le digo, “Le manda saludos mi vieja”, a lo que me responde “Linda mina debe ser tu vieja”.  En ese momento me molestó que la llamara “mina”  y se lo manifesté. Goyenche me dijo “Pendejo, ¿qué es una mina de carbón o de oro?”, le respondí “algo valioso” y asintiendo el cantante me dio una lección que hasta hoy recuerdo y pongo en práctica “las mujeres son minas, por el simple hecho de ser mujeres y madres, son minas valiosas”. Así aprendí el valor de decirle a una mujer que es una buena mina.

¿Cuál es el tango de su vida?
Mi vida, que es un tango.


Por Laura A. Pereyra