Dicen que el primer paso para resolver un problema es reconocerlo. Aplica a la psicología, cuando alguien debe corregir tal o cual característica de su personalidad o modo de manejarse, pero hasta no advertirlo es imposible implementar el cambio.
Pues bien podría aplicarse en un intento por desmotivar el consumo excesivo de sal, (mal) hábito que provoca hipertensión arterial, y todas las enfermedades derivadas de ella. Eso deben haber pensado desde la Fundación Favaloro al lanzar la campaña "La sal que se ve" con motivo de la Semana Mundial de Concientización del Consumo de Sal, que este año comenzó ayer y finaliza el viernes 22 de marzo.
Se estima que más del 30% de los argentinos sufre de hipertensión arterial, una enfermedad provocada mayormente por el consumo excesivo de sal. La hipertensión es a su vez uno de los principales factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares, que son la principal causa de muerte en todo el mundo.
En el mundo se efectuaron diferentes estudios para evaluar el efecto que tiene la sal sobre la salud cardiovascular. Todos coinciden en que una ingesta elevada de sal se asocia con hipertensión arterial y mayor riesgo cardiovascular. Pero además, también se asocia con enfermedades renales, osteoporosis y cáncer de estómago. Para prevenir estas complicaciones, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que la ingesta diaria no supere los 5 gramos de sal (equivalente a 2 gramos de sodio). Pero en la Argentina, el consumo promedio de sal es de 12 gramos.
Con el propósito de generar conciencia acerca de la necesidad de reducir el consumo de sal, se instituyó la Semana Mundial de Concientización del Consumo de Sal y en este marco la Fundación Favaloro lanzó la campaña #LaSalQueSeVe, con acciones acompañadas por un salero con sal de colores llamativos que permiten ver la sal que agregamos a las comidas. Se trata de una sal común —que no se comercializa— y tiene como objetivo tomar conciencia de cuánta sal utilizamos a diario, un primer paso para generar un importante cambio en nuestra alimentación.
"Es necesario tener en cuenta que no sólo incorporamos sal cuando la agregamos a nuestras comidas, sino también a través de los alimentos industrializados que consumimos, por eso es difícil advertir qué cantidad consumimos diariamente", señaló el doctor Ramiro Sánchez, jefe del Servicio de Unidad Metabólica e Hipertensión Arterial de la Fundación Favaloro. Por eso, es muy importante que prestemos atención a las etiquetas de los alimentos y que seleccionemos los que aportan menor contenido de sodio.
Según estudios realizados en la Fundación Favaloro —en colaboración con investigadores de las Universidades de Harvard y Michigan en los Estados Unidos— acerca de la relación entre la sal y la hipertensión arterial, se pudo determinar que entre un 45 y 50% de las personas con hipertensión arterial y un 26% de las personas con presión arterial normal presenta mayor sensibilidad a la sal. Los individuos sensibles a la sal son los que sufren un mayor aumento de la hipertensión arterial con la misma ingesta de sal que puede realizar una persona que no lo es, y por eso suelen presentar signos precoces de compromiso cardiovascular y asociación con síndrome metabólico y resistencia a la insulina. Se observó que la raza negra es más sensible a la sal que la blanca, las mujeres más que los hombres, y que los niños, los adultos mayores y los diabéticos son también "sal-sensibles". La buena noticia es que una restricción del consumo de sal en estos individuos permite que la presión arterial pueda disminuir.
La licenciada Cecilia Palermo, nutricionista de la Fundación Favaloro, explicó que hay tres momentos en los cuales tenemos la posibilidad de reducir nuestro consumo de sal: "durante la compra de los alimentos, durante la cocción y una vez que presentamos los alimentos en la mesa". "Al comprar alimentos debemos saber que muchos ya tienen sal, algunos en forma natural y otros como parte de su proceso industrial; en este último caso se recomienda elegir los que tienen menor contenido de sodio prestando atención a las etiquetas. Al cocinar los alimentos, podemos reducir el consumo de sal con formas de cocción que realcen el sabor de los alimentos o con condimentos naturales que no contengan sal. #LaSalQueSeVe puede ayudarnos a tomar conciencia de cuánta sal agregamos en el tercer momento, es decir, luego de la cocción. Es importante que compartamos estas conductas saludables con nuestra familia. Si los niños se acostumbran desde pequeños a usar menos sal es posible que a medida que crezcan no sientan la necesidad de usarla, por lo que estaríamos haciendo una apuesta al futuro de su salud", aconsejó.
Con el propósito de generar conciencia acerca de la necesidad de reducir el consumo de sal, se instituyó la Semana Mundial de Concientización del Consumo de Sal y en este marco la Fundación Favaloro lanzó la campaña #LaSalQueSeVe, con acciones acompañadas por un salero con sal de colores llamativos que permiten ver la sal que agregamos a las comidas. Se trata de una sal común —que no se comercializa— y tiene como objetivo tomar conciencia de cuánta sal utilizamos a diario, un primer paso para generar un importante cambio en nuestra alimentación.
"Es necesario tener en cuenta que no sólo incorporamos sal cuando la agregamos a nuestras comidas, sino también a través de los alimentos industrializados que consumimos, por eso es difícil advertir qué cantidad consumimos diariamente", señaló el doctor Ramiro Sánchez, jefe del Servicio de Unidad Metabólica e Hipertensión Arterial de la Fundación Favaloro. Por eso, es muy importante que prestemos atención a las etiquetas de los alimentos y que seleccionemos los que aportan menor contenido de sodio.
Según estudios realizados en la Fundación Favaloro —en colaboración con investigadores de las Universidades de Harvard y Michigan en los Estados Unidos— acerca de la relación entre la sal y la hipertensión arterial, se pudo determinar que entre un 45 y 50% de las personas con hipertensión arterial y un 26% de las personas con presión arterial normal presenta mayor sensibilidad a la sal. Los individuos sensibles a la sal son los que sufren un mayor aumento de la hipertensión arterial con la misma ingesta de sal que puede realizar una persona que no lo es, y por eso suelen presentar signos precoces de compromiso cardiovascular y asociación con síndrome metabólico y resistencia a la insulina. Se observó que la raza negra es más sensible a la sal que la blanca, las mujeres más que los hombres, y que los niños, los adultos mayores y los diabéticos son también "sal-sensibles". La buena noticia es que una restricción del consumo de sal en estos individuos permite que la presión arterial pueda disminuir.
La licenciada Cecilia Palermo, nutricionista de la Fundación Favaloro, explicó que hay tres momentos en los cuales tenemos la posibilidad de reducir nuestro consumo de sal: "durante la compra de los alimentos, durante la cocción y una vez que presentamos los alimentos en la mesa". "Al comprar alimentos debemos saber que muchos ya tienen sal, algunos en forma natural y otros como parte de su proceso industrial; en este último caso se recomienda elegir los que tienen menor contenido de sodio prestando atención a las etiquetas. Al cocinar los alimentos, podemos reducir el consumo de sal con formas de cocción que realcen el sabor de los alimentos o con condimentos naturales que no contengan sal. #LaSalQueSeVe puede ayudarnos a tomar conciencia de cuánta sal agregamos en el tercer momento, es decir, luego de la cocción. Es importante que compartamos estas conductas saludables con nuestra familia. Si los niños se acostumbran desde pequeños a usar menos sal es posible que a medida que crezcan no sientan la necesidad de usarla, por lo que estaríamos haciendo una apuesta al futuro de su salud", aconsejó.