El gráfico debajo, elaborado por Mosaic Science con datos de la neurocientífica brasileña Suzana Herculano-Houzel, compara el tamaño en gramos del cerebro humano con el de varios animales, entre ellos un elefante, un macaco o un primate conocido como tití (marmoset, en inglés).
Obviamente, si existiera relación directa y única entre el tamaño del cerebro y la inteligencia, los elefantes, por ejemplo, serían seres hiperinteligentes. La relación entre el tamaño relativo del cerebro respecto al resto del cuerpo (expresado como % de la masa corporal), tampoco dice mucho.
Lo puedes ver debajo: los titís son primates conocidos por su escasa inteligencia y, aún así, su cerebro supone un porcentaje sobre la masa corporal total mayor que en los humanos.
Otra medida, como el cociente de encefalización, el cociente entre la masa del encéfalo y lo que se esperaría encontrar en un animal típico de las mismas dimensiones, tampoco parece realmente válida (gráfico debajo). Como explica Herculano-Houzel en Mosaic, se basa en un punto de partida erróneo de que a mayor tamaño del cerebro, más neuronas, y no es cierto. Por ejemplo, los elefantes africanos tienen tres veces más neuronas que un ser humano, pero solo un tercio comparativamente se ubica en la corteza o córtex cerebral, la zona del cerebro donde ocurre la percepción, la imaginación, el juicio o la decisión. Los elefantes tienen sin embargo mucha más densidad de neuronas en el cerebelo que, entre otras cosas, controla los movimientos. Esto explica, por ejemplo, y según Herculano-Houzel, su preciso manejo de la trompa.
Cociente de encefalización
En definitiva, como se puede ver en los gráficos anteriores y en los de debajo, la inteligencia no solo es función del número de neuronas, también, entre otras variables, de dónde están ubicadas densamente esas neuronas.
Número de neuronas (en miles de millones):
Número de neuronas en la corteza cerebral (en miles de millones):