Aunque no reemplaza la medicación, la meditación es un muy buen complemento para la salud caradiovascular de pacientes con enfermedades coronarias, afirma la Fundación Española del Corazón (FEC). Investigaciones realizadas en la última década arrojaron que la práctica de esa actividad reduce la presión arterial, baja el estrés y propicia un mayor control de otros factores de riesgo. 

Uno de los estudios en los que se apoya la recomendación de la FEC sostiene que la meditación trascendental puede reducir hasta en un 48% el riesgo de sufrir eventos cardiovasculares en pacientes con enfermedades del corazón. Es que, explican, esa técnica actúa disminuyendo la activación del sistema simpático -que se activa ante una situación de estrés- y la liberación de hormonas como cortisol y adrenalina, lo que contrarresta los efectos perjudiciales del estrés crónico en la frecuencia cardíaca y la presión.

Simple y sin costos, la meditación trascendental está al alcance de todos, sólo hay que dedicarle de 15 a 20 minutos dos veces por día. Sentada cómodamente, la persona debe cerrar sus ojos y repetir un mantra (una palabra o un conjunto de ellas). 

La investigación se basó en 201 pacientes con enfermedades coronarias divididos en dos grupos. Una mitad participó de un programa de meditación trascendental y la otra de un programa educacional sobre salud. Tras un seguimiento de cinco años, los que habían practicado técnicas de relajación redujeron casi a la mitad el riesgo de sufrir eventos cardiovasculares (que incluyen infarto, accidente cerebrovascular y hasta la muerte). Los resultados fueron aún mejores en quienes además meditaban en sus casas, ya que disminuyeron el riesgo hasta un 66%.También se evidenciaron diferencias significativas en la reducción de la presión arterial, el control del estrés, la depresión y la ira.

"Parece innegable que las técnicas de relajación como la meditación tienen un efecto positivo para los pacientes cardíacos”, sostiene Francisco Ridocci, miembro de la FEC, al tiempo que enfatiza que “no puede ser una sustitución de ningún tratamiento farmacológico” y resalta la necesidad de que el paciente adopte, además, otros hábitos de vida saludables.

El estrés es un factor de riesgo cardiovascular, porque el sistema nervioso responde aumentando la presión arterial. Si ese cuadro se prolonga en el tiempo puede desembocar en hipertensión y favorecer el desarrollo de enfermedades del corazón. Muchas veces el entorno propicia situaciones estresantes y a raíz de eso “en distintas guías de práctica clínica se recomienda la inclusión del tratamiento de factores psicosociales y de técnicas de relajación para el correcto abordaje del paciente”, apunta Ridocci.

La meditación, aseguran desde la FEC, es útil tanto para prevenir enfermedades del corazón como para impedir su progresión.