Censurada por los consumidores durante años por considerarla rica en grasas que ponían en riesgo la salud, hoy, la carne de cerdo revirtió su imagen para ubicarse entre las más nutritivas y magras. De allí, que su consumo se haya duplicado en la última década debido a los hábitos más saludables de los consumidores. Por esto, el INTA mostrará en la segunda Jornada Porcina de la Cuenca del Salado –Buenos Aires– las principales estrategias para enfrentar los desafíos de un sector en crecimiento.
“Es un hecho sin precedentes”, aseguró Jorge Brunori –técnico del Grupo Porcino del INTA Marcos Juárez, Córdoba– quien se mostró optimista con el desarrollo del sector y las perspectivas de crecimiento: “En 2013, el consumo de carne de cerdo creció un 20% –con respecto al año anterior– y se duplicó en la última década: pasó de 5,33 kilos por habitante por año a 10,40 kg/hab/año en 2013, según datos del Ministerio de Agricultura de la Nación (Minagri)”.
“Esto indica una consolidación de la carne porcina en la mesa de los argentinos, lo que se debe al aumento de los puntos de venta, a la difusión de sus ventajas nutritivas y a un cambio de percepción del producto y de los hábitos alimenticios”, explicó.
De acuerdo con cifras de la Dirección de Porcinos, Aves de Granja y No Tradicionales del Minagri, el año pasado cerró con una disminución de las importaciones porcinas del 45%, que se suma a la de 2012 con un 40% menos. “Esto indica que el cerdo nacional está cada vez más cerca de reemplazar al importado”, explicó Brunori.
“El mercado del cerdo de la Argentina cambió”, dijo el técnico del INTA y hoy, la producciónporcina nacional –centrada en las provincias de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires– está en un momento de oportunidades. De acuerdo con Brunori, el sector porcino experimentará un “crecimiento significativo” en los próximos años, de la mano del consumo interno y las exportaciones.
EFICIENCIA PRODUCTIVA
La Argentina tiene los costos de producción más bajos de mundo, ya que posee granos en origen a un bajo costo, siendo el costo de alimentación el más importante en el sistema productivo, lo cual se traduce en rentabilidad. Para Brunori, es fundamental “seguir informando sobre las propiedades nutritivas de la carne de cerdo y adecuar el precio en la góndola para fomentar e incrementar el consumo interno de esta excelente carne, que es una de las más consumidas a escala mundial, pero que en nuestro país es un sustituto de los cortes vacunos”.
Las estimaciones del grupo porcino de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA en Marcos Juárez –fundamentadas en las metas del PEA– indican que, para 2020, el consumo interno superaría los 16 kilos por persona por año, lo que permitiría aumentar la faena de cerdos a más de 8 millones de cabezas y la producción de cerdos a más de 700 mil toneladas.
Por su parte, la Asociación Argentina de Productores Porcinos (AAAP), en un documento sobre evolución de precios, estimó que la base alimenticia en cerdos del país se centraliza en el consumo de maíz y soja, los cuales representan entre el 75% y el 90% de la ración. A pesar de que la Argentina sólo produce el 0,32% de la carne de cerdo del mundo y participa con el 0,09% del comercio mundial, el país cuenta con una “gran capacidad de producir materia prima, lo que lo ubica entre los países con menores costos de producción, a lo que se le suma el excelente status sanitario lo que incrementa las potencialidades del país en la cadena de la carne porcina”, afirmó el técnico.
Brunori fue más allá y se refirió al crecimiento de la demanda mundial de consumo debido al aumento demográfico: “No podemos desaprovechar nuestras condiciones agroecológicas y la oportunidad de alimentar al mundo. Debemos desarrollar en el mediano o largo plazo el mercado de exportación”, aseguró.
Para esto, recomendó generar tecnologías y capacidades para la mejora cuantitativa y cualitativa de la oferta de carne porcina nacional para adecuarlas a las exigencias del mercado interno y externo, al tiempo de optimizar la eficiencia integral de los sistemas de producción que contemplen la sostenibilidad social, ambiental y el bienestar animal.
PARA AGREGAR VALOR
La producción porcina argentina apunta a la eficiencia integral del sistema. Lo que significa, “un sistema que alcance dos o más partos por madre y por año, que mejore la conversión global de alimento y que cada madre produzca en el año como mínimo de 16 a 18 capones”, explicó el técnico del INTA.
Enfocada en el valor agregado, la 2° jornada Porcina de la Cuenca del Salado –Buenos Aires– mostrará el potencial productivo de toda la cadena: siembra y producción de los granos para la alimentación de los animales, alimento balanceado, sistema de producción, cortes de la res porcina, técnicas de desposte y elaboración y cocina gourmet.
INTA