La candidata se enfrentó con Dilma y Neves; según otro sondeo, ganaría en un ballottage.
La guerra ya es total. En el primer debate televisivo entre los candidatos a la presidencia de Brasil para las elecciones del 5 de octubre, la ecologista Marina Silva, que por las trágicas vueltas del destino se convirtió en la mayor amenaza para la reelección de Dilma Rousseff, no se privó de atacar a sus principales rivales: la mandataria y el senador socialdemócrata Aécio Neves.
"Defender la nueva política es combatir la vieja polarización que hace 20 años se constituyó en un verdadero atraso. La polarización entre el PT [Partido de los Trabajadores, de Rousseff] y el PSDB [Partido de la Social Democracia Brasileña, de Neves] ya dio lo que tenía que dar. Tenemos que involucrar a la gente; es así como quiero gobernar, uniendo a Brasil", dijo Silva, de 56 años, ministra de Medio Ambiente durante el primer gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva y ahora candidata por el Partido Socialista Brasileño (PSB).
El agitado debate en la cadena Bandeirantes llegó apenas unas horas después de que una encuesta de Ibope posicionara a Silva segunda en las intenciones de voto (29%) detrás de Rousseff (34%) para la primera vuelta electoral, y con amplias chances de derrotarla en el ballottage del 26 de octubre (45% contra 36%). La semana pasada, Silva asumió al frente de la fórmula del PSB luego de que su compañero de fórmula, Eduardo Campos, muriera en un accidente aéreo el 13 de agosto.
Hasta entonces, el mayor rival de Rousseff era Neves, que de todas formas no se perfilaba como capaz de vencer a la presidenta en un eventual ballottage. En cambio, en estas últimas semanas la popularidad de Silva -que ya aspiró a la presidencia en 2010- se disparó, en parte con el envión que recibió de las protestas callejeras del año pasado.
"Para resolver un problema es necesario reconocer que existe. Ese Brasil que Dilma muestra, colorido, casi cinematográfico, no existe", dijo la ambientalista, al cuestionar las cifras que la presidenta resaltó durante el debate.
Silva recibió ayer otra buena noticia, con la publicación de una nueva encuesta de la firma MDA. En la primera vuelta, Rousseff lograría un 34,2% de los votos; Silva, 28,2%, y Neves, 16%. Y en el ballottage, Silva ganaría con el 43,7%, frente al 37,8% de la mandataria.
En el enfrentamiento televisivo, del que también participaron otros cuatro aspirantes de menor peso, Silva subrayó que al gobierno le falta una "visión estratégica", como la que tuvieron el socialdemócrata Fernando Henrique Cardoso y Lula, que se concentraron en buscar la estabilidad económica y el desarrollo social, respectivamente.
"Hicimos mucho, pero tenemos que hacer más", reconoció Rousseff, atacada por todos los flancos, y con su equipo de campaña nervioso, que la asesoró durante cada bloque publicitario.
Todavía shockeada por el vertiginoso ascenso de Silva, la presidenta intentó mantenerse en el duelo original con Neves, que prometió "medidas impopulares" para corregir la política económica actual. Dilma subrayó la creación de empleos en los 11 años de administración del PT, los aumentos salariales y los logros de los planes sociales. "La verdad es que el gobierno del PSDB quebró a Brasil tres veces", espetó en un momento.
Neves apuntó todos sus dardos a la economía, sobre todo a la desaceleración (0,7% del PBI esperada para este año) y el alza en la inflación (6,4%). "El gobierno que usted comanda, lamentablemente, perdió la capacidad de inspirar confianza, por un conjunto de acciones descuidadas", le dijo a Rousseff