El IOR completó una primera etapa de saneamiento de sus cuentas y hoy anunciará los cambios en su gestión.
l Instituto para las Obras de Religión (IOR), el polémico banco del Vaticano que durante décadas fue motivo de escándalos por presunto blanqueo de dinero, entrará hoy en una nueva etapa de renovación, la "fase II" de las reformas, siempre con la mira en alcanzar más transparencia y eficiencia.
Su presidente, el abogado e industrial alemán Ernst von Freyberg, protagonista de la primera fase, dejará la presidencia que muy probablemente pasará al financista francés Jean-Baptiste de Franssu.
Franssu, que colabora en la reforma económica del Vaticano desde hace un año, es miembro del Consejo de Economía, creado por el papa Francisco junto a la Secretaría de Economía, el nuevo gran "superministerio" del Vaticano.
El presidente de esa secretaría y nuevo hombre fuerte del Vaticano, el cardenal australiano George Pells, explicará hoy formalmente, en conferencia de prensa, los detalles sobre cómo cambiará el IOR en el marco del "nuevo cuadro económico de la Santa Sede".
"La fase II, es decir, la integración del instituto en el nuevo contexto económico-administrativo del Vaticano, será confiada a un nuevo consejo y a un nuevo equipo, que operarán en una estructura de gobernanza renovada", anticipó el IOR en un comunicado, en el que presentó los resultados de balance de 2013. Estas cifras llamaron la atención por la abrupta caída de sus ganancias, debido al proceso de reforma en marcha.
No bien fue electo, el Papa debió enfrentar la limpieza del IOR. Francisco lo puso bajo la lupa para volverlo transparente y decidió no cerrarlo, después de los escándalos que allí anidaron durante décadas.
En julio del año pasado, un alto prelado del Vaticano, monseñor Nunzio Scarano, fue arrestado por el blanqueo de millones de euros a través del IOR. Y en mayo pasado, el ex secretario de Estado Tarcisio Bertone fue acusado de provocar un agujero de 15 millones de euros en el banco, prestados a Lux Vide, productora televisiva de un amigo suyo.
AGUJEROS NEGROS
Sin hacer nombres, el comunicado del IOR aludió ayer a estos agujeros negros. Al revelar que en 2013 hubo una abrupta caída de la utilidad neta -de 86,6 millones a 2,9 millones de euros-, debido a "los extraordinarios costos" de la reforma en marcha, también admitió que las pérdidas tuvieron que ver con operaciones fallidas.
Entre ellas, citó el caso de una pérdida de 15,1 millones de euros que expertos en el tema afirman que se trata del caso relacionado con Bertone.
En su informe, el IOR destacó que terminó de controlar todas sus cuentas. Y que durante la fase I -centrada en la adecuación a las normas antilavado internacionales, en identificar a los clientes de la Iglesia y en lograr más transparencia- bloqueó las cuentas de 1329 clientes individuales y de 762 clientes institucionales, a la espera de que se le otorguen más datos.
Además, cerró relaciones con unos 3000 clientes. "Se trata de unos 2600 clientes con cuentas desde hace tiempo no operativas y en las que fueron hallados montos mínimos [cuentas durmientes]" y otros 396 clientes que ya no entraban en las categorías del instituto. El IOR recordó, en efecto, que ahora admite que operen solamente instituciones católicas, eclesiásticos, empleados o ex empleados del Vaticano que sean titulares de cuentas para sueldos o pensiones, embajadas y diplomáticos acreditados ante la Santa Sede.
El cierre de las cuentas de los 396 clientes antes mencionados determinó una salida de fondos de unos 44 millones de euros, de los cuales 37 millones fueron transferidos a otras instituciones financieras, la inmensa mayoría en Italia.
Al dar a conocer por segunda vez consecutiva su balance (algo inédito en los 126 años de vida del llamado "banco del Papa"), el IOR también indicó que el 31 de diciembre pasado había un total de 17.419 cuentas, contra 18.900 en 2012. De ellas, 5043 eran de instituciones católicas (80% de los fondos) y 12.376 cuentas individuales (20%).
El banco del Vaticano detalló además que en la actualidad sirve a 15.495 clientes, con un total de activos de 6000 millones de euros.
Pese a la caída de sus ingresos, el IOR destacó que tuvo un rendimiento operativo satisfactorio el año pasado y una "positiva primera mitad de 2014, con buenos resultados económicos".
También precisó que contribuyó en 54 millones de euros al presupuesto de la Santa Sede dedicado a las obras de caridad y la evangelización, una cifra idéntica a la de 2012.