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16/05/2013 18:11 hs

Obama echó al jefe de la agencia fiscal

Internacionales - 16/05/2013 18:11 hs
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El presidente mostró "indignado" ayer por el caso de la persecución tributaria a grupos ultraconservadores; en el Congreso, máxima presión sobre el secretario de Justicia.

La duda de si todo esto será suficiente anida, incluso, en el corazón del poder. En su primera comparecencia pública para enfrentar la crisis, el presidente norteamericano, Barack Obama, concedió a los norteamericanos el derecho al enojo extremo con el escándalo del acoso fiscal.
 
"Entiendo que estén indignados", dijo. "Yo también lo estoy", añadió, en un intento de identificación y, al mismo tiempo, de toma de distancia de los manejos sucios.
 
En lo operativo, dispuso el despido inmediato del responsable interino del Internal Revenue Service (IRS), el equivalente de la AFIP argentina, a la vez que ordenó una investigación interna y medidas para asegurar que "nunca más" ocurran episodios de persecución fiscal por razones políticas, como el que sufrieron grupos ultraconservadores.
 
Pero, como los frentes son varios, apenas una hora antes de esa comparecencia, la Casa Blanca hizo lo que se negó a hacer durante semanas.
 
Esto es, difundió no uno sino más de un centenar de correos en los que se puede ver, sin sorpresas, cómo funcionarios de distintas agencias intercambiaron ideas para "fabricar" argumentos para atenuar responsabilidades en el ataque terrorista que terminó con la vida de cuatro norteamericanos en Libia, incluido su embajador, en septiembre de 2012.
 
Consciente de que todo eso tampoco alcanza, Obama prometió comparecer hoy en conferencia de prensa para dar más explicaciones.
 
En conjunto, la reacción parecía un buen paso. Pero no suficiente.
 
"Es saludable que hayan difundido, por fin, esos correos. Pero no que se los hayan dado primero a la prensa en vez de al Congreso. Y, por supuesto, esperamos mucho más que esa cucharada", anticipó el legislador republicano Isaac Issa, uno de los que ayer se dedicaron a castigar con furia al secretario de Justicia, Eric Holder, en ésa y otras materias.
 
Holder fue quien tuvo que poner ayer la cabeza ante los legisladores del Comité de Asuntos Judiciales, que controlan los republicanos, y no lo pasó bien. En un momento, hasta perdió los estribos y atribuyó "comportamiento vergonzoso" a quienes lo interrogaban. El incidente, que no pasó a mayores, reveló, en todo caso, su propia incomodidad.
 
Lo que le pasa a la administración de Obama es inusual. Generalmente es un escándalo el que jaquea a una presidencia. Pero el gobierno mostró un costado débil como para que le saltaran tres en forma simultánea y todos ellos potencialmente muy peligrosos. Holder fue ayer el blanco del enojo.
 
Designado por Obama, el responsable de Justicia admitió que se pudieron cometer "irregularidades graves" con la persecución fiscal.
 
El informe oficial del inspector general del Tesoro en la materia subrayó el uso de criterios "políticos inapropiados" y "exigencias innecesarias" para las declaraciones fiscales de grupos vinculados con el movimiento ultraconservador Tea Party.
 
Holder matizó un poco, en cambio, lo referido al espionaje contra periodistas y editores de la agencia de noticias Associated Press (AP), lo que volvió a encuadrar en la investigación de filtraciones de prensa que afectaban "la seguridad nacional".
 
De todos modos, el funcionario evitó ir más a fondo con el tema del espionaje periodístico porque "se excusó" de tomar la decisión al respecto. "Confío en que la investigación paralela que se está llevando a cabo determine claramente lo ocurrido", dijo.
 
La cuestión puso a la prensa norteamericana al ataque. "El alcance de esta acción pone en tela de juicio la integridad de las políticas del Departamento de Justicia hacia la prensa", denunció más de medio centenar de entidades profesionales en una carta que le dirigieron tanto a Holder como a su fiscal adjunto, James Cole, que supervisó la operación.
 
Los republicanos seguían furiosos. Sobre todo, por lo ocurrido con la persecución fiscal de grupos afines. Conscientes de que pican sobre la indignación ciudadana por un posible uso político de la agencia tributaria, los republicanos mordieron más fuerte en el hueso.
 
"¿Quién ira a la cárcel por esto?", había exigido, poco antes, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner.
 
Por entonces, los demócratas no tenían reacción; al margen de que, en realidad, nadie en el Capitolio parecía justificar lo ocurrido con la persecución fiscal contra los ultraconservadores.
 
Los matices sí se advierten, en cambio, en el espionaje que hizo el Departamento de Justicia sobre llamadas telefónicas de los periodistas de AP.
 
Obama prometió para hoy más respuestas en una conferencia de prensa. Será sobre los tres temas: impuestos, espionaje a la prensa y el ataque al consulado norteamericano en Benghazi. Un cóctel cuyo efecto lo amenaza como una sombra, aunque luche por sacársela de encima.
 
En el ojo de la tormenta
 
Obama y el secretario de Justicia, Eric Holder, son los más afectados por los escándalos
 
    UNA ESTRECHA RELACIÓN
    Holder y Obama

    Holder es uno de los asesores más próximos de Obama desde 2009. El presidente lo defendió el año pasado, cuando Holder fue acusado de desacato por no cooperar en la investigación sobre una operación de tráfico de armas hacia México
 
    Barack Obama
    Presidente de EE.UU.

    Cuatro meses después del comienzo de su segundo mandato, enfrenta una grave crisis de credibilidad tras los dos escándalos que estallaron en simultáneo: el del espionaje a periodistas de la agencia AP y el del acoso fiscal al Tea Party. La Casa Blanca intenta despegar a Obama de los dos casos
 
    Eric Holder
    Secretario de Justicia

    Es el más afectado por los escándalos de las escuchas telefónicas a periodistas de AP y por la persecución de la IRS (la AFIP de EE.UU.) a los grupos conservadores. Ayer compareció en el Congreso, donde justificó el espionaje a periodistas. Según analistas, podría perder su puesto.
 
Fuente: La Nación

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