Eliécer Otaiza, una de las figuras más exóticas del chavismo, murió como vivió: entre excesos y sombras. El asesinato del presidente del concejo municipal de Caracas impactó en las filas revolucionarias, en las que conservaba tantos amigos como críticos.

Uno de los presuntos autores del homicidio fue detenido ayer. El concejal recibió una "golpiza salvaje" de la banda que lo interceptó, según el ministro de Interior, Miguel Rodríguez Torres, y luego fue ejecutado. "Circunstancias extrañas", añadió, en un intento de que la intriga siga envolviendo el crimen. La prensa local señaló que un posible móvil del homicidio pudo ser un robo.

El cuerpo del antiguo subteniente, de 49 años, fue reconocido en la morgue de la capital 60 horas después de que lo llevaran allí: desfigurado por varios balazos, golpeado, maniatado y en calzoncillos. Otaiza fue atacado tras dejar una reunión con amigos en el barrio de 23 de Enero, bastión del chavismo. Su cadáver fue encontrado en una zona solitaria y su camioneta, recuperada anteayer con un balazo en uno de los cristales.

Todo ello durante el fin de semana más sangriento del año, en el que se registraron 57 homicidios en el Gran Caracas. Venezuela ocupa el segundo lugar entre los países más violentos; incluso el año pasado superó sus propios récords al contabilizar 25.000 homicidios, según fuentes independientes. Los 23 planes de seguridad puestos en marcha por el chavismo fracasaron uno tras otro.

"El chavismo perdió a uno de sus soldados más leales", enfatizó ayer el canciller Elías Jaua. El "guerrillero de la sonrisa", lo bautizó el gobierno en sus anuncios.

La alcaldía de la capital decretó cinco días de luto; durante los tres primeros será velado en la Asamblea Nacional, de la que fue constituyente y defensor del nombre de República Bolivariana de Venezuela.

Antiguo jefe de la inteligencia bolivariana y primer jefe del Instituto de Tierras, que procedió a las polémicas expropiaciones, Otaiza protagonizó un hilarante monólogo televisivo del propio Hugo Chávez. El subteniente se coló en la cárcel de Yare, donde su líder cumplía pena por el golpe de 1992. "¿Quién es esta negra grandota que entró aquí? Otaiza disfrazado de mujer, y se veía muy fea por cierto? Andaba encendido: mi comandante, lo vamos a sacar, tenemos tres helicópteros? Le dije: no te pongas a inventar, que la cosa va bien."

Fuente: lanación.com