La mayoría de los consultoras privadas y los bancos observaron en el primer trimestre una aceleración en el alza de precios, caída de la actividad productiva y aumento del desempleo. Hay algunas excepciones.
Los primeros tres meses del año marcaron niveles récord de inflación y crecimiento prácticamente nulo o negativo. A este fenómeno, que se traduce en menor actividad y caída del empleo, se lo denomina estanflación. Diferencias metodológicas de por medio, el diagnóstico ya genera un alto grado de consenso entre los economistas a excepción de los que están alineados con el Gobierno.
La encuesta de Consensus Economics entre más de 20 bancos de inversión, analistas económicos y consultoras de empresas proyecta una "modesta recesión" para 2014, y luego un pequeño rebote. Es por ello que en el promedio coincide en que el año será recesivo, con una caída de 0,5%, y para 2015 un crecimiento de apenas 0,8% en promedio. La tasa de inflación la ubican en un rango de 30%, con un piso de 19% para el banco JP Morgan y un tope de 40% para IHS Economics.
"La tarea de realizar proyecciones de largo plazo para los economistas se ha complicado en los últimos años por el deterioro de estadísticas de calidad", indica el informe privado en clara referencia a la publicación de las cifras del Indec durante su intervención que comenzó en 2007 y que ahora se intenta transparentar, aunque se mantiene en reserva los precios que se toman para los productos básicos y consecuentemente los indicadores de pobreza e indigencia.
Agustín D'Attellis, economista de la GranMakro sostiene que "en la Argentina de hoy no se puede hablar de un proceso de estancamiento con inflación, porque la actividad agregada sólo tiende a un menor crecimiento y no a una recesión, más allá de que en algunos sectores de la industria, como el automotriz y autopartista, se registra una apreciable baja de la producción.
De todas formas, D'Attellis consideró necesario hacer un fuerte esfuerzo en lo monetario, fiscal y sector externo, para que la inflación siga desacelerando y se expanda la demanda interna redireccionando los subsidios a favor de los sectores más postergados, vía aumento de la Asignación Universal por Hijo y otros planes asistenciales, y reordenar el gasto público.
Aldo Abram se esperanzó en que en este segundo trimestre "la actividad pueda mejorar el ánimo de las familias, con el cobro de los salarios con aumentos acordados en paritarias y liquidación de las cosechas, como ocurrió el año pasado", según dijo en su paso por InfobaeTV, pero eso no asegura que la inflación ceda fuertemente ni que la actividad se reanime de modo sustentable.
Mientras que Eduardo Curia respondió ante la consulta de Infobae que "puede haber una discusión sobre el tiempo que tiene que transcurrir para determinar si se está en un estado de estanflación, pero lo cierto es que lo ocurrido en el primer trimestre indica claramente que se está dando una secuencia de alta inflación y bajo crecimiento".
"Siempre he señalado y lo afirmo en el nuevo libro que desde 2010 hasta 2013 se cambió el esquema macroeconómico respecto de la política que se había seguido desde 2003 a 2010, que llevó al atraso cambiario, cepo, pérdida de reservas sistemática que llevaron a una situación de cambio de precios relativos e incertidumbre que afectaron la actividad", sintetizó el economista históricamente vinculado con el peronismo.
Algunos economistas ubican el origen en el giro de política a fines de 2011
A juicio de Curia, "la salida de ese proceso está lejos porque depende de una estrategia general que contrasta con la política de parchesque optó el equipo económico, la cual podría atraer capitales de corto plazo en modo transitorio pero no evitará caer en un proceso de serrucho de la actividad, con alta inflación".
En la misma línea se expresó el ex presidente del Banco Central, Aldo Pignanelli, en diálogo con Infobae: "Claramente estamos en estanflación y goza de muy buena salud, porque hace un año que la actividad está estancada y la inflación se ha acelerado, al punto de que este año va a traer malas noticias con una suba de los precios de más de 40 por ciento".
Pignanelli no advierte probabilidades de cambio de ese proceso en el corto plazoporque se requiere actuar en cuatro frentes: "1) Diseñar un plan de estabilización, con una concertación entre el sector público y privado para recomponer las relaciones entre los precios, salarios, tarifas; 2) equilibrar las finanzas públicas, en contraste con la situación actual donde el gasto se expande al 40% por año y los recursos crecen 30%; 3) política monetaria, porque se ha hecho algo en los últimos meses, pero no alcanza. Debería subir la tasa de interés aún más, pero eso no luce viable políticamente y 4) política cambiaria consistente. Acá también se ha avanzado, pero parcialmente y por tanto resultó también insuficiente la acción del nuevo presidente del Banco Central. Mientras que en lo político el escenario no es favorable, con un Gobierno que pierde poder y no ofrece voluntad de cambio.
Este panorama ya había sido pronosticado por el ex presidente del Banco Central, Javier González Fraga, cuando a finales de 2013 afirmó que "el país iba hacia un proceso de esa gravedad por los efectos de una "inflación creciente con un crecimiento (económico) cada vez más bajo" por la "mala praxis" de un Gobierno que "niega" la suba de precios.
Javier González Fraga había anticipado el proceso a finales de 2013
Pendiente negativa
En el amanecer de 2014, economistas de diversas consultoras hicieron un análisis similar: consideraron que las condiciones para una estanflación pueden darse en2014, porque el año se presenta con una perspectiva de nulo crecimiento económico y una aceleración de la inflación.
La lectura más contundente al respecto la hizo entonces Lorenzo Sigaut Gravina (economista jefe de Ecolatina), quien consideró que la Argentina ya vive un proceso de estanflación. "En 2014, la devaluación y la incoherencia de la política económica van generando un caldo de incertidumbre que hace posible que este año la economía no crezca o, directamente, caiga", había advertido en declaraciones al diario La Nación.
También Fausto Spotorno, director de Research de Orlando J. Ferreres y Asociados, había anticipado que "este año el crecimiento del PBI estará entre 0 y 1,5% y la inflación no bajará del 30%, pero tampoco subirá del 40%, aunque eso dependerá de que la devaluación "sea exitosa".
Fenómeno detectado hace 50 años
Cabe recordar que estanflación fue una definición que dio a luz a fines de los 60, cuando economistas como el Premio Nobel 1976 Milton Friedman lo utilizaron para cuestionar los problemas que aquejaron a la economía de su país tras años de impulso estatal a la demanda, como recomendaba en situaciones de crisis John Maynard Keynes. En 1980, el santiagueño Julio H. G. Olivera lo replanteó desde una concepción estructuralista, cuando advirtió que la inestabilidad de precios incentiva más a los actores económicos a hacer subas preventivas más que aumentar la producción para equilibrar la demanda.
Más inflación, menos PBI y aumento del desempleo
Y si bien el concepto estanflación hace pensar en dos componentes, inflación alta y PBI estancado o en leve receso, también abarca al desempleo. En este último punto, la Encuesta Permanente de Hogares la ubica estancada en torno a 7% de la población económicamente activa, pero a ese cuadro se llegó, en particular en los últimos tres años, por la disminución de la oferta relativa de trabajadores en proporción al total de la población, más que por crecimiento del empleo genuino y porque no considera a 1,5 millones de jóvenes que no estudian, no trabajan y tampoco buscan un empleo, como parte de la fuerza laboral. Si se ajustaran las cifras por esos dos fenómenos, se obtendría una tasa real de desocupados de 13,6 a 18,4% de la PEA, según un ensayo del Instituto de Estudios Laborales y Sociales de la UCES.
Algunos economistas, en particular los allegados a funcionarios del Gobierno, como Agustín D'Attellis, recomiendan ser cauteloso en el uso de la palabra estanflación, porque puede afectar las expectativas, pero el daño de haber abandonado la política de austeridad fiscal, en términos de resultados, dejar atrasar el tipo de cambio y las tarifas y abusar de la emisión como principal fuente de financiamiento del gasto público ya está hecho. Y, para peor, la Presidente dijo en cadena nacional que no es posible "bajar los impuestos, disminuir las retenciones, reducir los subsidios, porque si no cómo atiende los programas sociales, la inversión en educación y la inversión pública".