Epoc. Especialistas nacionales e internacionales aseguran que reconocer al enfermo y combatir el tabaquismo puede disminuir la prevalencia de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Epoc) se ha convertido en una amenaza creciente para la salud pública: la Organización Mundial de la Salud estima que unos 250 millones de personas en todo el mundo la padecen. Y calcula que, en 2030, será la tercera causa de muerte en el mundo. Afecta al 10 por ciento de la población mayor de 40 años y no se diagnostica: el 80 por ciento de los afectados lo ignora.
Se trata de un trastorno pulmonar que se caracteriza por la obstrucción de las vías aéreas, generalmente es progresiva e irreversible y produce como síntoma principal una disminución de la capacidad respiratoria. Otros síntomas son disnea (dificultad respiratoria que puede producir falta de aire), tos y expectoración. La Epoc afecta seriamente la vida diaria de quienes la padecen, pero sin embargo en la mayoría de los casos esto no los lleva a hacer una consulta médica.
Especialistas nacionales e internacionales plantean que para disminuir la incidencia de esta enfermedad es necesario, por un lado, reconocer a los pacientes que la tienen y tratarlos adecuadamente, y por otro, terminar con su principal factor de riesgo, que es el tabaquismo.
En Argentina aun no hay datos estadísticos de prevalencia (proporción de individuos que la tiene en la población). Pero en América latina el estudio denominado “Platino” (mide la prevalencia en cinco ciudades de la región: São Paulo, Ciudad de México, Montevideo, Santiago de Chile y Caracas) mostró que oscila entre el 7 y el 19 por ciento de los fumadores.
“Entre la población adulta, alrededor del 25 por ciento de los varones y el 20 por ciento de las mujeres son fumadores, es decir unos 3 o 4 millones de personas. Sólo un 20 por ciento podría desarrollar Epoc”, calcula Andrés Echazarreta, jefe de sala de exploración funcional respiratoria del Hospital San Juan de Dios de La Plata y presidente del 42° Congreso de Medicina Respiratoria que organiza la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR).
Añade que el resto puede desarrollar enfermedad cardiovascular, enfermedad vascular periférica o cerebral, todas estas patologías juntas o bien ninguna. “De cualquier manera, hablamos de unas 500 u 800 mil personas. A esta cifra habría que sumar la incalculable cantidad de fumadores pasivos que también forman parte de la población en riesgo”, completó.
Próximamente, la AAMR iniciará un estudio, llamado “Epoc-AR”, para conocer la prevalencia en Argentina y empezará estudiando la población de La Plata, Buenos Aires, Rosario, Córdoba y Mendoza por ser las que mayor mortalidad por causa de Epoc presentan.
Una vez obtenido el diagnóstico, es conveniente que el paciente reciba otros testmás complejos, como la caminata de seis minutos o el de aire atrapado en los pulmones, que sirven para conocer y caracterizar mejor la enfermedad que padecen e iniciar un tratamiento.
Está claro que el tratamiento más eficaz para la Epoc es el abandono del tabaco.
Los especialistas aseguran la capacidad pulmonar que el paciente perdió por tantos años de fumar no se puede recuperar, pero está demostrado que dejar el cigarrillo frena definitivamente el deterioro del pulmón.
“En segundo lugar, se ubican los tratamientos dirigidos a prevenir o tratar oportunamente las infecciones respiratorias, que impactan seriamente en la severidad. Luego, y dependiendo del comportamiento de la enfermedad, se escalonan los broncodilatadores, corticoides inhalatorios, rehabilitación respiratoria y cirugía”, indica Víctor Cambursano, jefe de Neumonología del Hospital Rawson.
El tratamiento farmacológico intenta atenuar los síntomas cotidianos, pero tiene menos efecto si el paciente fuma.
“Es importante acompañar a los pacientes en la decisión de fijar una fecha para dejar de fumar y, si es necesario, ayudarlo con un tratamiento de sustitución nicotínica. Pero estas drogas no pueden indicarse sin seguimiento médico, ya que algunas pueden tener efecto adverso”, indica Echazarreta.
La respuesta de la Epoc a los tratamientos actuales permite a los pacientes hacer una vida casi normal y ahorra mucho dinero al sistema sanitario.
La eficacia del tratamiento aumenta si el paciente incorpora una dieta equilibrada y realiza actividad aeróbica de manera controlada y evaluada.
“El sobrepeso no favorece porque empuja el diafragma hacia arriba y pone al enfermo en desventaja para respirar. Tampoco la desnutrición, porque pierde fuerza muscular para mover la bomba respiratoria”, explica Echazarreta. Con respecto a la actividad física, es común que los pacientes reduzcan su actividad, hasta quedarse sentados, debido a que sienten agitación o falta de aire. “Necesitamos pacientes que estén muscularmente bien. Lo ideal es que hagan actividad aeróbica 30 minutos por día para aumentar un poco su frecuencia cardíaca”, indican.
El ejercicio también ayuda a afrontar el desasosiego o tristeza que genera la enfermedad.