El régimen incentiva la llegada de una inmigración de excelencia.
El modelo macroeconómico chino está cambiando y con él, sus políticas de migración. China ya no quiere atraer a cualquier extranjero bien formado, sino a los mejores talentos del mundo. Así lo declara el borrador de una ley que entrará en vigencia el mes que viene y que apunta a una inmigración de excelencia.
La clave de las reformas económicas en China fue la apertura a la inversión extranjera. A cambio, el país ofrecía incentivos económicos y el acceso a una mano de obra barata. China promovía así la industria nacional y recibía de las grandes compañías el know-how, que luego se convertiría en una base importante para el desarrollo nacional.
En paralelo a este proceso, llegaron occidentales que servirían de catalizadores como profesores de inglés y de otras lenguas, profesionales y ejecutivos que desempeñarían labores para las cuales los chinos aún no estaban preparados. La flexibilización de las visas chinas hicieron el proceso migratorio mucho más fácil que en otros países.
Los inmigrantes en China son en su mayoría personas de un grado de calificación media y tienen cargos de un relativo grado de responsabilidad, un salario superior a la media y su tiempo promedio de estadía en el país es de tres años. Otros son profesores de idiomas, de matemáticas y de preparación para los exámenes de ingreso a las universidades estadounidenses y europeas.
Sin embargo, China aún no alcanza el desarrollo de clase media como otras potencias mundiales y reconoce que todavía puede aprovechar el intercambio internacional. Más aún ahora que busca cambiar su modelo económico de producción a escala, bajo costo y poco valor agregado por uno de innovación, creación y alta tecnología.
El proyecto es parte del concepto del "sueño chino" implantado por el nuevo presidente, Xi Jinping, que busca llevar al país a la excelencia.
Y para pasar del Made in China al Designed in China , hacen falta extranjeros de excelencia. El proceso ya está rindiendo sus frutos en diferentes sectores. En la industria automotriz, la marca Chery recibió este año el premio al "Mejor Auto Concepto del Año", con su Chery TX, en la feria de Ginebra. Alibaba es una de las empresas de comercio electrónico más rentable del mundo y Tencent o Huawei marcan tendencia en desarrollo tecnológico y de telecomunicaciones.
China no quiere quedarse en pocos ejemplos y para potenciar la globalización de sus compañías aún requiere cerebros destacados. Y así como lanzó campañas para atraer a sus cerebros fugados -o "tortugas marinas", como llaman a los chinos que estudian en el exterior y no regresan-, también busca seducir a extranjeros notables.
El país quiere recuperar a otros chinos que alcancen la talla de los fundadores de Baidu, el motor de búsqueda líder en China, Robin Li, que realizó un posgrado en la Universidad de Buffalo, y Eric Xu, que pasó diez años en Berkeley. O como Charles Zhang, fundador de Sohu, formado en la Universidad de Massachusetts. La ambición también se extiende a las áreas donde es clave la investigación y el desarrollo.
Para esto incentivará la inmigración calificada con visas especiales para "expertos reconocidos por sus gobiernos, o profesionales que China necesita urgentemente", dice un borrador de la ley que busca atraer a 2000 profesionales de ultramar, llamados "expertos globales".
"Se buscan candidatos con experiencia en liderar multinacionales, expertos en las áreas de ciencia y educación, y personalidades del mundo de la cultura y el deporte", declaró Liu Guofu, especialista en inmigración del Instituto de Tecnología de Pekín, que participó a la redacción de la normativa.
La sociología moderna busca reemplazar el concepto "fuga de cerebros" por "circulación de cerebros", tanto de mentes chinas como extranjeras. Y en este campo la competencia para convertir al país en un receptor de talentos es feroz.
El desafío no será fácil. China sigue siendo un destino exótico y problemas como la contaminación y la dificultad del idioma pueden convertirse en una barrera.
"Los que tienen doctorados de las mejores universidades prefieren Estados Unidos o Europa", dijo Harry Damonte, director de Damonte-Lach, consultora en recursos humanos en China.