El éxito en el manejo de las malezas comienza mucho antes de la siembra, por lo tanto las decisiones que se tomen desde ahora serán fundamentales.
Aunque la siembra del cultivo comience hacia primavera-verano, el éxito en el manejo de las malezas comienza mucho antes, por lo tanto las decisiones que se tomen desde ahora serán fundamentales. Así lo sostienen desde Aapresid (Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa) en una publicación en la que aconsejan, entre otros, "cosechar las malezas" y una adecuada rotación de cultivos. A continuación, los principales puntos:
• Pensar en el sistema, no sólo en el cultivo presente: si bien el foco puede estar puesto en el manejo de un lote destinado a soja, no debe perderse nunca de vista que este cultivo se encuentra dentro de un sistema de producción. El mismo debe estar acompañado de otros cultivos, al tiempo que el manejo debe hacerse pensando en varios años, no sólo en la presente campaña.
• Elegir variedades con resistencia o tolerancia a herbicidas: enfocándonos puntualmente en soja, debemos decidir, en función de las malezas que presenta el lote, cuál será el herbicida requerido, y elegir las variedades con resistencia o tolerancia al mismo.
• Realizar un manejo cultural, ¿ofensivo o defensivo?: incluye, entre otras prácticas, la elección de la fecha de siembra, la distancia entre surcos, la densidad de siembra, la estructura de la planta, el grupo de madurez.
• Hay que pasar el invierno: para lograrlo, hay dos grandes opciones. La primera es el barbecho químico, haciendo las aplicaciones que sean necesarias. Aunque normalmente se trate de una en el otoño y otra en primavera, esto dependerá de la zona, el año y las malezas presentes. La segunda opción es incluir un cultivo de invierno, para cosecha o de cobertura. En cualquiera de los casos, buscando que el cultivo compita con las malezas que intentan nacer en esta etapa del año.
• Sembrar limpio: es fundamental sembrar sobre un lote limpio. Y limpio es limpio. Aunque parece algo sencillo de comprender, el no cumplimiento de esta premisa es la principal causa de lotes "sucios" con Rama negra.
• Bajar la presión, con preemergentes: los herbicidas preemergentes son una herramienta indispensable para disminuir los flujos de emergencia de malezas. Su utilización tiene dos consecuencias indirectas de importancia. Por un lado, nos da tiempo para realizar la siguiente aplicación, cuando sea necesaria. Por el otro, nos asegura la efectividad del herbicida posterior, que se encontrará con menor cantidad de plantas a controlar. Los preemergentes le dan "aire" al cultivo en los primeros estadíos, y actúan disminuyendo el banco de semillas.
• Cosecha de malezas: usualmente no se piensa en la cosecha como un momento para el control de malezas. Pero lo es, y cada vez más. La recomendación general, es dejar los lotes más "sucios" hacia el final de la campaña, para no ensuciar a los que vendrán.
• Monitoreo, monitoreo y monitoreo: ninguna de las decisiones anteriores pueden tomarse sin un adecuado monitoreo. Esto implica ir periódicamente el lote, recorrerlo y anotar lo que se observa.
• Rotación y/o mezcla de herbicidas: la generación de resistencia no era sólo una cuestión de libros de biología, sino que se da en la realidad y es bastante más frecuente de lo imaginado. Para que suceda lo menos posible, es indispensable que rotemos y/o mezclemos herbicidas con diferentes modos de acción, sobre los mismas malezas. Esto, que a priori parece bastante sencillo, no lo es tanto. Es preciso prestar especial atención a los modos de acción que corresponden a cada herbicida y ver qué espectro de malezas controla, para tratar de estar combatiéndolas con al menos dos modos de acción diferentes.
• Hay aplicaciones y aplicaciones: un herbicida, a determinada dosis, puede aplicarse de muchas formas. Puede variar el tamaño de gotas, los coadyuvantes, las condiciones ambientales, el estado de la maleza, la calidad del agua, por citar algunas cuestiones influyentes. Las aplicaciones de herbicidas que venimos realizando son cada vez más costosas, lo que amerita prestarle suma atención a la forma en que las moléculas de herbicida llegan al blanco y cumplen el objetivo dispuesto. De no suceder así, todo lo planeado constituirá un nuevo fracaso.