La presidenta chilena, Michelle Bachelet, anunció ayer una gran reforma tributaria, que apunta a recaudar unos 8200 millones de dólares (tres puntos del PBI) para financiar sus principales promesas de campaña, entre ellas la refundación del sistema educativo y cambios en la salud y la previsión social.

Bachelet, que firmó ayer el proyecto que será ingresado hoy al Congreso, y que pretende su aprobación antes de su primera rendición de cuentas, el próximo 21 de mayo, echó a andar así el primero de los tres ejes de su programa de gobierno, al que se suman la citada reforma educativa y una nueva Constitución.

"Esta reforma no va a frenar el crecimiento económico. Y es por la enorme significación que esta reforma tiene para Chile que firmamos este proyecto, largamente madurado y serio. Chile puede y debe dar este paso", dijo Bachelet.

La propia presidenta aclaró que los cuatro grandes objetivos de esta medida son la generación de fondos permanentes, la equidad y la equiparación de ingresos, el impulso del crecimiento y la innovación, y una mayor acción fiscalizadora.

De esta forma, y pese a que la población mira con distancia a las autoridades por su incapacidad de traspasar el envión financiero a todas sus clases, inicialmente la reforma fue bien recibida, pero todo el país está a la espera de comprobar su efectividad.

Según detalló Bachelet, los principales cambios técnicos en la estructura tributaria serán el aumento gradual de impuestos para las empresas, de 20% a 25% para 2017, y la eliminación, a partir de 2016, del decreto ley 600, que fija invariabilidad tributaria para las empresas extranjeras que invierten en Chile.

Además, se eliminarán, también gradualmente y para 2018, los polémicos Fondos de Utilidades Tributarias (FUT), beneficio heredado de la dictadura, que permite a las empresas pagar impuestos sólo sobre utilidades retiradas. De acuerdo con buena parte del empresariado, la eliminación de los FUT castigará directamente la reinversión y, en consecuencia, la generación de empleos.

"Éste es uno de los pilares con los que queremos impulsar las transformaciones que nos conduzcan a un Chile mejor y para todos", precisó Bachelet, que de esta manera busca dar respuesta a las demandas de los movimientos sociales y estudiantiles que estremecieron al país durante gran parte de la administración del ex presidente Sebastián Piñera.

La propuesta también reducirá la tasa máxima de los impuestos personales, del actual 40% al 35%. Con el objetivo de que las autoridades no se vean beneficiadas por este punto, Bachelet dispuso un alza de 5% para éstas, con el fin de no rebajar su carga tributaria. "No vamos a legislar para subirnos los sueldos a nosotros mismos", aclaró.

A la vez, la reforma incluye incentivos tributarios para el cuidado del medio ambiente y la utilización de energías menos contaminantes, un alza en lo que pagan las bebidas alcohólicas y azucaradas, y fuertes medidas para reducir la evasión.

RECHAZO

Sin embargo, como era de esperarse, los anuncios provocaron un fuerte rechazo en la oposición, sumida en una bizantina discusión sobre el impacto que puede traer el ajuste.

"Si lo consideramos en el contexto de una economía desacelerada, eso puede generar que el país se restrinja en lugar de expandirse, e incluso limitar en empleo", dijo el senador de la Unión Demócrata Independiente (UDI) Hernán Larraín. La discusión establecida por la derecha empresarial sigue comparando el 5,4% de crecimiento promedio y el 6,9% de desempleo que tuvo el gobierno de Piñera con los -en teoría- magros 3,3% y 8,1%, respectivamente, de Bachelet durante su anterior administración.

Al mismo tiempo, las desconfianzas apuntan al destino y la eficacia de los nuevos recursos en la reforma educativa de la presidenta, que aspira a alcanzar la gratuidad universal y de calidad en un plazo de seis años. "A gasto permanente, necesitamos ingresos permanentes. Lo que nos importa es que los instrumentos no frenen la inversión ni la creación de empleo ni el ahorro", aseveró, por su parte, el presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio, Andrés Santa Cruz.

En simultáneo, el Consejo del Banco Central presentó ayer ante la Comisión de Hacienda del Senado su informe de política monetaria, según el cual se recortó el crecimiento proyectado para este año a entre 3% y 4%, en especial por la ralentización de la economía de China, principal socio comercial chileno.

La reforma tributaria necesita sólo de mayoría simple para ser aprobada, por lo que se da por descontado que el oficialismo -agrupado en la Nueva Mayoría y con preponderancia en ambas cámaras- lo sacará adelante sin mayores inconvenientes. "Si en la aprobación logramos concitar un respaldo amplio, fantástico. Si no es así, será una pena, pero lo que importa es aprobarla", explicó el presidente del Partido Socialista, Osvaldo Andrade.

Fuente: lanación.com