Sucio, con el pelo largo, aguantando hambre y frio, escribiendo poemas y soñando con algún día poder publicar un libro. 

Por más de tres décadas este hombre aprovechó su soledad para plasmar sus sentimientos en el papel. Muchos lo veían tirado en las calles de Sao Paulo en Brasil, con sus pocas pertenencias, pero solo Shalla Monteiro se apiadó de él, una mujer que decidió leer todo lo que Sobrinho escribía, y fue entonces cuando encontró los hermosos poemas.

A la mujer se le ocurrió la idea de hacer un perfil de Facebook con la historia y los poemas del indigente, y gracias a ello Sobrinho pudo encontrar nuevamente a su familia, en una historia publicada por es-us.mujer.yahoo.com. (Fuente:Contexto.com)