Ingenieros del ITBA y médicos del Hospital Italiano desarrollaron un simulador único en el mundo.
De la misma forma en que un simulador de vuelo permite conocer cualquier imprevisto de manera más segura que en el aire, un equipo de cirujanos e ingenieros utiliza un escenario de realidad virtual totalmente desarrollado en el país para tratar los huesos atacados por cáncer.
En dos años de trabajo, los resultados obtenidos en los 92 pacientes que atendió el equipo del Hospital Italiano de Buenos Aires y el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) atrajeron el interés de centros extranjeros, que envían a sus profesionales a entrenarse en el uso del sistema. Esta herramienta reemplaza la planificación prequirúrgica convencional con una planificación interactiva y tridimensional.
Cuando atiende a un paciente con cáncer óseo diagnosticado, el grupo combina imágenes por tomografía computada y resonancia magnética para obtener un detalle preciso del tumor a operar. Así, el cirujano puede ensayar en la pantalla de una computadora cómo será la intervención cuantas veces quiera o necesite. Puede determinar las características del tumor, planificar los cortes más convenientes y elegir de un banco de huesos de donante la pieza más adecuada para la reconstrucción.
El día de la intervención, con ayuda de un navegador quirúrgico que contiene la "cartografía" de la zona a tratar y el plan trazado, el cirujano ejecuta exactamente lo que ensayó. Lo hace de manera más segura, predecible y con menos riesgo de sangrado que con la técnica habitual. Esto reduce el tiempo de internación.
"Es como meterse en una selva con un GPS y saber dónde se está permanentemente. Más aún en los tumores que están en sitios de difícil acceso y extracción. Como está orientado todo el tiempo durante la cirugía, la sensación del cirujano cambia totalmente. Es un sistema que se utiliza con una indicación precisa. Lo nuevo no es la tecnología que utilizamos, sino su implementación", comentó el doctor Lucas Ritacco, coordinador de la Unidad de Cirugía Asistida por Computadora del Italiano.
Con el ingeniero Federico Milano, becario del Conicet del doctorado en Bioingeniería del ITBA, trazaron un puente entre sus disciplinas para implementar esta nueva herramienta quirúrgica, que también permite aprovechar aún mejor los tejidos almacenados en el banco de huesos para trasplante del hospital.
Para eso, digitalizaron la información de las más de 50 piezas de donante congeladas en ese repositorio y crearon la versión virtual del banco. "Cuando se hace un reemplazo óseo, se busca la información por las dimensiones y la morfología del hueso a reemplazar. Un algoritmo que desarrollamos realiza la búsqueda automatizada de un patrón en el banco virtual", indicó Milano.
El cáncer óseo no es tan frecuente como otros cánceres, pero es más común en los chicos. El osteosarcoma, que afecta a los huesos largos (brazos y piernas), es el más habitual. En el Italiano, la mayoría (80%) de los 92 pacientes tratados con este nuevo sistema eran malignos. Casi la mitad de esos pacientes eran niños y adolescentes; el resto eran adultos.
Como en una zapatería
El banco de huesos para trasplante pertenece a la red del Incucai y está administrado por el Hospital Italiano. Fue el primer banco de huesos del país. "Elegimos la mejor opción como podríamos hacerlo en una zapatería con el talle y la forma del pie", agregó el doctor Luis Aponte-Tinao, que dirige el banco de huesos y comenzó a trabajar en este proyecto hace once años, con el resto de los especialistas en oncología ortopédica del grupo, los doctores Germán Farfalli, Miguel Ayerza y Luis Múscolo.
A los médicos y los ingenieros les llevó casi dos años llegar a comprender el lenguaje técnico del otro. "Es la única forma de lograr la transición de la investigación básica a la aplicada. Siempre, claro, es más fácil trabajar entre médicos o entre ingenieros, porque cuando hablan se entienden", dijo Milano.
Para los especialistas que lo utilizan, este sistema cambia por completo el paradigma de la cirugía. Mientras las intervenciones se planifican habitualmente con imágenes bidimensionales, este nuevo sistema permite planificar y ejecutar la cirugía en tres dimensiones. Por lo menos en tejidos rígidos, como los huesos o la corteza cerebral (en este caso, sólo si se trata de un tumor que no cambiará de posición ni de forma).
Ocurre que la tecnología aún no permite aplicar este enfoque en tejidos blandos, como las mamas, el corazón o los pulmones, u otros órganos que cambian de forma.
El navegador quirúrgico, un verdadero GPS, contrarresta lo que los especialistas denominan el "ilusionismo tridimensional", que podría llevar a un cirujano a cortar un tumor y, así, diseminar el cáncer. Con la cirugía tradicional, los cortes tienden a alejarse más del tumor y esto extirpa tejido sano.
"Con este sistema, podemos imprimir [en material] en 3D la mandíbula deformada de un paciente y tenerla en la mano para revisarla", puso como ejemplo Ritacco, que comenzó a trabajar en este proyecto cuando tenía 27 años.
Hoy tiene 33 y fue al comienzo el principal interlocutor entre Milano y el resto del equipo.