El suizo, que no llegaba a la final como favorito, se impuso ante el N° 1 del mundo por 6-3, 6-2, 3-6 y 6-3, para levantar el primer Grand Slam de su carrera
En un tenis cada vez más monopolizado entre las grandes estrellas, el Abierto de Australia 2014 fue la gran sorpresa de los últimos años. Mejor dicho, lo fue (y lo es) el suizo Stanislas Wawrinka, N° 8 del ranking mundial, quien venció en la final al español Rafael Nadal, N° 1, y se alzó con el primer Grand Slam de su carrera.
Fue por 6-3, 6-2, 3-6 y 6-3, en dos horas y 21 minutos de juego. No fue de esas finales interminables, pero no faltó suspenso y, mucho menos, emoción. Rafael Nadal, pese a los evidentes problemas físicos, nunca tiró la toalla, pero estuvo lejos de su mejor nivel. Wawrinka, en cambio, falló en muy pocos momentos y el golpe que se dio en su cabeza antes de sacar para partido fue un resumen perfecto para explicar su triunfo: mentalidad y mentalidad, ante un rival que sabe como desgastarla.
¿Fue Wawrinka un justo campeón? Sí, sin dudas. Sus dos semanas fueron de un juego de alto nivel y, además, les ganó a los dos mejores del ranking: Nadal y Novak Djokovic. Esto no sucedía desde Roland Garros 1993, cuando Sergi Bruguera fue campeón luego de imponerse ante Pete Sampras y Jim Courier.
"Rafa, siento mucho lo de tu espalda, sé que va a mejorar", fueron las primeras palabras de Wawrinka luego de alzarse con la copa de campeón. Su emoción, con el sello de la sobriedad suiza, no se olcultó en sus palabras. Le agradeció a su equipo y a sus padres y le envió una emocionante dedicatoria a su mujer y su hija: "Ya falta poco para vernos". Por último, reconoció: "Disfruto mucho jugar acá. El año pasado sufrí mucho. No sé si lo estoy soñando o no. Quizá mañana a la mañana lo sepa".
No gritó hasta el infinito. No se tiró al piso y mucho menos se rompió la remera. Wawrinka celebró con templanza, con la mirada de un tenista que está acostumbrado a ganar esta clase de torneos. Pero no, fue el primero de su carrera (había ganado un Roland Garros de juveniles). Suiza también está de festejo: 18 títulos de Grand Slam, de los cuales Roger Federer ganó 17.