En Villa Gesell, más presisamente en Playa Querandí, se realiza "nudismo familiar".
Todos los días de sus vacaciones, Ricardo, que es ingeniero en sistemas y tiene 42 años, conduce unos 12 km desde Mar de las Pampas hasta playa Querandí. Con la familia a bordo, la 4x4 se abre paso por la arena casi virgen. En el camino, se cruzan con caballos libres que galopan por los médanos y con algún que otro pescador. Eligen un lugar cerca del mar y desembarcan con sombrilla, heladerita, tablas. Es entonces cuando Ricardo, su hija y su hijo, de 6 y 5 años, se sacan la ropa y corren desnudos hacia el mar.
El ritual se repite a diario con distintos grupos en la playa Querandí, la primera playa de nudismo familiar del país. A diario, unas 30 personas llegan para broncearse desnudas junto a los suyos en las arenas de este remanso.
El parador se inauguró en 2008, gracias a un convenio que firmaron la Asociación para el Nudismo Naturista Argentina (Apanna) y el municipio de Villa Gesell. Es único en su tipo porque allí se practica un nudismo soft . Es decir que es el balneario de tipo familiar, en el que están prohibidas las relaciones sexuales y en el que las normas de convivencia son muy estrictas. Pueden ingresar menores de edad con sus padres.
Las playas nudistas en el mundo están clasificadas en distintos tipos. Están aquellas que atraen a la movida swinger , las que se caracterizan por nuclear a un público gay y están aquellas tipo soft o familiares, en las que hay reglas de convivencia claras y en las que quienes llegan tienen un objetivo: pasar el día bajo el sol, con la libertad de sentir la arena en el cuerpo. Allí, el encuentro de padres e hijos denudos no es un problema.
Desde hace tres años, Ricardo frecuenta el parador con su familia. Su mujer no practica el nudismo y sus hijos, según el humor. "Tenía ganas hacía tiempo. Fui a distintas playas nudistas, me sentaba en la arena, me tapaba con una manta, me cambiaba la sunga, pero no me animaba. Hasta que un día, mi hija me preguntó por qué yo me metía al mar vestido si todos estaban desnudos. Le contesté: «Porque soy un tarado». Entonces, me animé y me la saqué. Desde entonces, lo que me parece raro es tenerla puesta", cuenta. Prefiere no dar su apellido. "Todavía hay muchos prejuicios. Hay mucha gente que cree que los nudistas somos sátiros o que esto tiene un componente sexual. Y nada que ver", aclara.
El parador está a unos cinco kilómetros de la playa más cercana, a la que sólo se accede en vehículos de doble tracción. Está delimitado por banderas que lo identifican a la distancia como para que nadie se lleve una sorpresa. Igual, los curiosos siempre se las ingenian para llegar y mirar. (Fuente:lanación.com)