Fue a través de su revista. Escribió una editorial dedicada a todas las personas que fueron afectadas por el último temporal.
A continuación el texto:
En estos días tan intensos y dramáticos que estamos viviendo, frente a tanta pérdida y tanto dolor, quisiera rescatar una verdad que me consuela: los argentinos somos solidarios. A los argentinos nos importan los demás, hemos demostrando tener la calidad humana que se necesita. Y algo más importante todavía: esa juventud que es el futuro y que pensábamos desganada, desorientada y con falta de valores, nos ha demostrado que tiene y puede expresar los mejores sentimientos. Es absolutamente conmovedor ver cómo trabajan organizados y sin descanso para ayudar.
En medio de tanta tristeza esto tiene que reconfortar nuestros corazones. Cuánto mejor sería nuestra realidad diaria si encontráramos la forma de mantener viva esta emoción que sentimos hoy, tenemos que lograr que no sea compulsiva, que perdure. Cuánto mejor podría ser este país maravilloso si alimentáramos más el amor y menos el odio, si comprendiéramos que juntos y unidos somos invencibles, que este es el camino.
Esta última semana fue para mí y para casi todos con los que he hablado imposible ver los noticieros sin llorar, sin sentir unas ganas irrefrenables de salir a dar una mano.
"No están solos" es el mensaje que trasmiten los voluntarios y quizá con esto no se logre devolverles a los damnificados lo que perdieron, mucho menos las vidas de sus seres queridos, pero espero, estoy segura, que además de las provisiones, les llevara un poco de calor a sus almas y no es poco. El amor es el mejor antídoto frente al dolor, al resentimiento, al egoísmo, a la indiferencia y no cura solamente a los que están sufriendo, también reconforta el alma a los que tienen la capacidad de demostrarlo.
Esta tragedia meteorológica ha desnudado muchas falencias que ya todos conocemos, la solución está en manos de los que toman las decisiones. Dios quiera que se iluminen para encontrar el camino, pero también hay una parte que nos corresponde y es la de no ser indiferentes, porque las tragedias siempre castigan a los que menos tienen y a ellos les resulta mucho más difícil ser escuchados. Debemos ser guardianes de un cambio profundo, exigir que los gobernantes trabajen en conjunto, sin mezquindades, pensando en la gente más allá de los meritos de su propia gestión. Es la única manera de salir adelante.
Desde aquí, todo mi cariño y mi solidaridad con la gente que está sufriendo y el más profundo de mis agradecimientos a todos los que con sus gestos me inspiran y devuelven la esperanza de conseguir el país con el que soñamos.