Apodado como Hachi, Huachi o Huachito por los vecinos, un perro mestizo de color café lleva los últimos cinco años esperando a su amo muerto en la esquina de una avenida de la ciudad boliviana de Cochabamba.
En este mismo lugar lo perdió para siempre en un accidente de tráfico. Su amo era un joven estudiante que todos los días pasaba por esta calle, la avenida del Papa Paulo, al noreste de Cochabamba, en motocicleta, siguiendo su ruta habitual hacia la universidad. El perro siempre corría detrás de él escoltándolo.
El idilio acabó, cuando un taxi atropelló al muchacho y éste falleció durante el traslado al hospital. Desde entonces, Hachi ha hecho de la avenida su hogar. Al principio, el animal aullaba y ladraba desesperadamente cada vez que veía pasar una motocicleta, pensando que se trataba de su amo, contó Román Bilbao Luján, propietario de una tienda local.
Con los residentes locales el perro siempre tiene una comida asegurada y, de vez en cuando, también un cobijo ocasional para pasar la noche. Varias personas han intentado adoptarlo, incluidos los familiares de su difunto amo, que se lo llevaron a su casa en el otro extremo de la ciudad. Sin embargo, Hachi siempre escapa y vuelve a su esquina a esperar a su dueño.