A diferencia de los argentinos, los chilenos no se encuentran con la sorpresa que los precios de los productos, particularmente los alimentos, cambian semanalmente o casi diariamente en algunos casos.
La inflación anual de Chile durante el 2012 fue del 1,3 por ciento, menos de la mitad de un mes en nuestro país.
De acuerdo a las estadísticas oficiales, hubo meses del año pasado con deflación, como julio o noviembre o sin modificaciones en diciembre pasado.
En los primeros tres meses del año, el incremento de precios es del 0,7 por ciento. En enero fue del 0,2 por ciento, 0,1 para febrero y 0,4 por ciento en marzo.
Con estos datos y por lo que se escucha en la calle, la economía chilena no atraviesa sobresaltos, con empleo casi total y un crecimiento sostenido en los últimos años.
Con solo cruzar la cordillera, hay una fuerte diferencia en la evolución de los precios.
Para los argentinos, comprar en Chile es más costos, porque nuestra moneda se deprecia. Unos meses atrás pagaban cerca de 80 pesos chilenos por cada peso, pero ahora en las casas de cambio están dando 52 pesos chilenos por cada peso argentino.
El dólar oficial se cotiza a 470 pesos chilenos.
Para muchos rubros, Chile no es favorable, salvo algunos productos de electrónica, como led o tablets.
En cuanto a la comida es similar o más caro que nuestro país. Esto se da por la perdida de valor que tiene nuestra moneda en el mercado chileno.