"Avenida Brasil" es el nuevo fenómeno de la televisión novelera, con récords en recaudación y audiencias de fanáticos que la siguen como una religión en todo el mundo. Eso sí, no se salvó de las acusaciones de plagio.
Una fiesta donde se ven cuerpos, muchos, lindos, que bailan en la oscuridad, a veces tocados por luces potentes. Se retuercen, seducen, transpiran, con el fondo de una música bolichera que dice "vení a bailar con todo". La apertura de Avenida Brasil es la invitación a una fiesta que tiene de todo para pasarla bien y el clima de alegría se contagia hasta en el drama épico y las tragedias que cuenta la novela.
La producción de la Rede Globo fue una de las más caras de la historia de la televisión brasileña, con 91 millones de dólares de inversión, y también la que mayor recaudación le valió a la industria de su país, con dos mil millones de dólares de ganancia para Globo TV por la venta de los derechos de emisión en países de todo el mundo (la pasaron en 124 países y fue traducida a 18 idiomas), lo cual la convirtió en la telenovela más rentable de la historia según la revistaForbes.
En Argentina, Avenida Brasil es lo más visto de la televisión desde que comenzó a emitirse por Telefe (Teleocho en Córdoba) a mediados del mes pasado, a pesar de ubicarse lejos de los horarios de mayor encendido (va de lunes a viernes a las 16.30), y el fenómeno replica lo que viene pasando con la producción, a partir de su estreno en marzo de 2012. En Brasil solamente, el capítulo final de la historia fue visto por más de 80 millones de personas, con un promedio de 40 millones de seguidores durante los 179 episodios que conforman la historia. Tanta fue la popularidad, que para la transmisión del final de la novela, el Operador Nacional del Sistema Eléctrico de Brasil debió activar un plan de contingencia para que las redes no colapsaran durante esas horas.
En Argentina, los derechos de transmisión fueron comprados por Telefe a 1.432.000 dólares, que en pocas semanas ya fueron recompensados en una audiencia que crece día a día y se engancha con las historias y recovecos de la ficción. A mediados de abril, canal Magazine volverá a pasarla para el público del cable, para que haya Avenida Brasil hasta fin de 2014.
Nada al azar
Escrita por João Emanuel Carneiro, la trama se funda, como en las mejores historias, sobre la venganza que se cobrará Rita contra aquellos que la despojaron de todo cuando era una niña. En los primeros capítulos se siembra el nudo de la trama, ambientada primero en 1999 y luego en 2012, con la heroína infantil que se queda huérfana, en la miseria y abandonada en un basural a manos de la despiadada Carminha (Adriana Esteves).
13 años después, Rita es Nina (Debora Falabella), criada en Argentina por el personaje de Jean Pierre Noher y dispuesta a cobrarse cada uno de los males que le han hecho. El conflicto surgirá cuando descubra que Patata, su amor de la infancia, otro niño abandonado en el basural, es hijo de la mujer que intenta destruir y comenzará el dilema existencial de la protagonista, sumado a una red de intrigas que tensan la ficción hasta volverla adictiva.
El ritmo, la prolijidad con la que se cuida la acción en cada capítulo, la mezcla equilibrada de drama, humor, comedia de enredos y de incógnitas en cada envío hacen de la tira un ejemplar logrado con exquisitez para el género de los culebrones de primera línea.
Además del mecanismo perfecto de construcción dramática, Avenida Brasil tiene a su favor el haber entendido la sensibilidad de las nuevas masas que se sumaron a la clase media brasileña, y no ubica a sus héroes en los mundos inalcanzables de la alta sociedad sino en las aspiraciones marginales de los suburbios, en los fondos un poco gastados de las barriadas y las dinámicas y relaciones de los trabajadores que van por más.
Nina sale de allí y su recorrido la verá moverse por las diferentes clases sociales brasileñas, desde los paisajes trágicos de las favelas y la infancia explotada hasta los palacios de los millonarios de Copacabana. “Las telenovelas reflejan la realidad, y la clase C –la nueva clase media baja de Brasil– está en ascenso. En esta telenovela quise retratar el suburbio. Me pareció que era importante, que sería interesante”, ha dicho Carneiro sobre su última creación, que en su título rinde homenaje a una de las arterias más largas de Brasil y que atraviesa 27 barrios en su recorrido.
Gente que empieza a dejar de ser pobre y se quiere mirar de nuevo, en una novela que los cuenta quizá por primera vez. La clase C abarca al 55 por ciento de la población brasileña y Avenida Brasil enfoca algunas de sus posibles desventuras, les hace caricaturas, se ríe y llora con ellos.
Ciudad de novela
Para la realización de los capítulos, la cadena desarrolló el proyecto en Projac, o Projeto Jacarepaguá, un centro de producción de la Rede Globo que se ubica como el mejor equipado y más grande de Latinoamérica.
Inaugurado en 1995, el Projac es una ciudad a escala pequeña, ubicada en un predio de un millón y medio de metros cuadrados, en los que se construyen todas las locaciones necesarias para las realizaciones, además de contener los estudios de edición, post producción, efectos especiales y 12 estudios de grabación y una versión de Río de Janeiro del siglo 18, o un pueblo típico brasileño de la década de 1940 y el basural donde Rita es abandonada a su suerte.
En esa geografía televisiva, las producciones se realizan en simultáneo y actualmente hay cuatro novelas que se graban en sus instalaciones, cada una con todo su despliegue de elencos, técnicos y maquinarias de producción, lo cual lo convierte en el mayor generador de contenidos de la región y donde se invierte más del 60 por ciento de lo que se recauda por publicidad en todo el país.
Algo en común
Propulsada por las redes sociales y comentada infinitamente durante su emisión en Brasil y las que siguieron en todo el mundo, Avenida Brasil mantiene el magnetismo sobre su universo también a través de sus ídolos, que se instalaron como personalidades a las que sus seguidores quieren mirar cada vez de más cerca.
Para ellos, una serie de curiosidades sobre la historia alimentan la mística deAvenida Brasil, como el dato de que Débora Falabella tiene en la vida real una hija llamada Nina, o que ella y Murilo Benicio (que interpreta al futbolista Tifón en la ficción) son pareja desde que se reencontraron en esta novela (luego de ser padre e hija en El clon).
También es todo un dato para seguidores que Bruno Gissoni y Thiago Martins, que interpretan a Iran y Leandro, fueron futbolistas antes de dedicarse a la actuación y que en el elenco, además de Noher, hay otros argentinos: Marina Glezer, que hace de madre adoptiva de Rita-Nina, y Daniel Kuzniecka, que será el novio argentino de Nina.
¿Plagio? En los últimos días, se reavivó la polémica por las acusaciones de plagioque en su momento tuvo que afrontar la novela, que tiene varias similitudes con la serie de Sony Revenge.