El vasto lienzo del universo comienza a desplegarse con una precisión jamás vista, gracias a un esfuerzo colectivo encabezado por la Agencia Espacial Europea. Foto: ESA/Euclid/Euclid Consortium/NASA; ESA/Gaia/DPAC; ESA/Planck Collaboration
El enorme mosaico representa el 1% del amplio estudio que Euclid realizará a lo largo de seis años. La ubicación y el tamaño real del mosaico en el cielo austral se muestran en amarillo.
En un hito histórico para la astronomía, la ESA ha desvelado la primera porción del que será el mapa cósmico más grande jamás creado. Este avance, revelado en el Congreso Internacional de Astronáutica en Milán, Italia, marca un paso crucial en la misión Euclid, destinada a cartografiar más de un tercio del cielo visible y a investigar los misterios más profundos del cosmos, como la materia oscura y la energía oscura.
Esta primera pieza del mapa, un mosaico monumental de 208 gigapíxeles, cubre una región del cielo del sur con un detalle sin precedentes. En solo dos semanas, entre el 25 de marzo y el 8 de abril de 2024, Euclid capturó 132 grados cuadrados del cielo, una extensión más de 500 veces mayor que la del tamaño aparente de la Luna llena.
Sin embargo, lo asombroso es que este fragmento inicial representa apenas el 1% del total que Euclid cubrirá durante sus seis años de operación, lo que nos da una muestra del enorme potencial que tiene este proyecto para revolucionar nuestra comprensión del universo.
Un mosaico de galaxias y secretos cósmicos
Dentro de esta primera porción del mapa, ya se encuentran registradas alrededor de 100 millones de fuentes, entre estrellas de nuestra propia Vía Láctea y galaxias lejanas. Unos 14 millones de estas galaxias serán claves para desentrañar el papel oculto de la materia oscura y la energía oscura, dos de los componentes más enigmáticos del cosmos.
Gracias a la observación precisa de la forma, la distancia y el movimiento de estas galaxias, Euclid permitirá a los científicos crear el mapa tridimensional más extenso jamás confeccionado, abarcando 10.000 millones de años luz hacia el pasado.
Las cámaras del telescopio han capturado, con un nivel de detalle asombroso, objetos que desafían la imaginación. Al acercar la vista 600 veces, se pueden apreciar claramente las estructuras complejas de galaxias espirales, una visión que nos transporta a los confines del espacio profundo.
Nubes galácticas y la delicadeza del espacio interestelar
Una característica particularmente curiosa de este primer mosaico es la presencia de tenues nubes de polvo y gas que flotan entre las estrellas de nuestra galaxia. Estas formaciones, conocidas como “cirros galácticos”, aparecen en un tono azul claro, destacándose contra el negro profundo del espacio.
Estas nubes no solo reflejan la luz óptica de la Vía Láctea, sino que también emiten luz en el infrarrojo lejano, lo que ya había sido observado por la misión Planck de la ESA. La capacidad de Euclid para detectar estas delicadas estructuras habla de la increíble sensibilidad de sus cámaras, especialmente en la detección de la luz visible.
Desde que la misión comenzó sus observaciones científicas en febrero de 2024, ya se ha completado un 12% del sondeo total. En marzo de 2025 se espera la liberación de una porción de 53 grados cuadrados, incluyendo áreas conocidas como los Campos Profundos de Euclid. Asimismo, la liberación de datos cosmológicos completos del primer año de la misión está programada para 2026, lo que permitirá a la comunidad científica tener acceso a esta valiosa información.
El legado de Euclid: Un esfuerzo conjunto de la humanidad
Lanzado en julio de 2023, Euclid es un esfuerzo internacional gigantesco, con la participación de más de 2.000 científicos de 300 institutos en 15 países de Europa, junto con socios clave en Estados Unidos, Canadá y Japón. Su objetivo es revolucionar nuestra comprensión de los componentes más misteriosos del universo, aprovechando la tecnología punta desarrollada por la ESA, junto con las contribuciones de la NASA, que proporcionó los detectores del espectrómetro y fotómetro de infrarrojo cercano (NISP).
Este proyecto también es un testimonio de la colaboración a gran escala. La construcción del satélite estuvo a cargo de Thales Alenia Space como contratista principal, mientras que Airbus Defence and Space fue la responsable del módulo de carga útil que incluye el telescopio. La misión forma parte del Programa de Visión Cósmica de la ESA, que busca ampliar los horizontes de la astronomía moderna y catapultar a la humanidad a una nueva era de descubrimientos científicos.