Eduardo Barcesat, abogado constitucionalista y de derechos humanos, dialogó con DE UNA frente a la actual situación de la enseñanza pública y la marcha que realizarán las universidades en la jornada del 2 de octubre.

“La enseñanza pública en todos sus niveles, y particularmente la universitaria, es ahora la víctima de esto que llaman la motosierra ampliada, es decir, la destrucción más pérfida que puede imaginarse, que es a través del desfinanciamiento de la enseñanza a nivel universitario, y por supuesto esto es parte de este plan destructivo de lo público, destrucción del Estado-Nación, situación de empobrecimiento general, a la que hemos bautizado, en la presentación que hicimos de pedido de juicio político contra este usurpante de facultades que corresponden al poder legislativo”.

Agregó el abogado que en el pedido de juicio político se empleó la expresión del autor intelectual del Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas, en la que se coteja la situación de muertos por hambre, y produce en la frase “el genocidio silencioso del hambre”,  que la humanidad mata cada bienio más seres humanos que todos los que murieron en la Segunda Guerra Mundial, y esta estadística se mantiene desgraciadamente vigente.
 
El constitucionalista plantea que “la contradicción mayor es la cantidad de riquezas y recursos naturales existentes en nuestro territorio, el no desarrollar una política de desarrollo humano y social sustentable, tal como lo preconiza la Constitución reformada en el año 94, lleva a estas cifras escalofriantes de un 53% de personas en situación de pobreza, de las cuales los más afectados son los niños y los adultos mayores, y a eso se le suma 18% de indigencia”.

Barcesat planteó que “es paralelo el deterioro económico con el deterioro institucional, por eso la marcha de hoy tiene que ser masiva, vibrante, exigente, para que este hombre y su elenco se vayan del poder y poder instaurar un proceso de reconstrucción nacional”.

El abogado también planteó que traen muchos peligros la política “que nos emparenta en conflictos ajenos y que nos pone nuevamente en el cono de una posible represalia, a través de atentados, que obviamente no van a ser un bloqueo del Río de la Plata, sino un atentado terrorista en función de la postura ridícula que está tomando”. Agregó que la posición de neutralidad no significa lavarse las manos y mirar para otro lado, “neutralidad significa no injerencia en los problemas internos de los otros estados y la que es más importante reivindicar siempre la regla de derechos como principio rector para la solución de los conflictos internacionales y no el empleo de la violencia armamental que es el gran negocio de la industria internacional”.

DE UNA