En mi carácter de Secretario General de UEPC Delegación Río Cuarto hago expresa mi renuncia de carácter indeclinable a dicho cargo a partir del 1 de octubre de 2024.

Esta decisión, que con profundo dolor y malestar he tomado,  obedece a la insalvable incompatibilidad manifiesta con la Secretaria Adjunta Silvia A. David en criterios, miradas y manera de vincularnos con nuestros/as compañeros/as de conducción.

Dos Situaciones sustentan el  fundamento de la renuncia, sin entrar en detalles, ya que fueron expuestas, como corresponde, al interior de nuestra agrupación. Agrupación que nos permitió ser parte de la lista que triunfó y a la que pertenecemos  y le debemos fidelidad.

En mi caso no permito y nunca podré perdonar aquello que representa lo más valioso en una relación vincular entre pares que es la confianza. La traición a la confianza no implica ningún delito; pero orada toda posibilidad de continuar compartiendo un espacio que suponíamos común, pero sin perder de vista el rol y función que cada cual debe ocupar.  

Se podría pensar que acceder al cargo de Secretario/a de un sindicato resulte de un aspiracional como objetivo final, no es mi caso. Mi presencia en nuestro  gremio que data de 33 años a la fecha jamás tuvo como horizonte llegar a ocupar este cargo, sucedió porque las circunstancias lo ameritaban. 

Si mi interés hubiese estado puesto en hacer carrera al interior del gremio estaría  equivocado porque ocupar un cargo de relevancia no puede quedar opacado por deseos y/o aspiraciones personales.

Tal vez esa confusión de roles y funciones en el atardecer de nuestras vidas, no nos permita comprender con claridad que veníamos para hacer del gremio y desde la conducción, un lugar diferente, el hacer que algo nuevo aconteciera. La independencia como Departamento sin dejar de ser orgánicos en las decisiones de UEPC provincial, el buen trato hacia nuestros/as compañeros/as de conducción fueron consignas mínimas que nuestra agrupación sostuvo desde su nacimiento.

La segunda situación precisamente tiene que ver con el trato que dispensamos hacia nuestros/as compañeras. No es casual que a mí renuncia se sumen otras tantas de quienes se sintieron destratadas o bien conociendo la situación, les impide, en su ser más noble, sostener este tipo de prácticas que destruyen cualquier vínculo posible entre personas que se reconocen íntegras. 

Tanto en mi caso como de quienes se alejan, también renunciando, son integrantes de distintas comunidades educativas, las que pueden dar fe de sus conductas intachables e incuestionables. En mi caso, haber compartido con gente tan buena, noble, leal y fiel, es lo más bello y gratificante que me ha podido suceder.

      Este hecho nunca se había experimentado al interior de la agrupación, quizás porque todos/as nos reconocíamos entre iguales, hasta que asumimos la conducción a partir de la victoria en las elecciones del año anterior. Probablemente fue ahí donde empezó la confusión. 

Por otra parte entiendo perfectamente la desazón de muchísimos/as afiliados/as que nos votaron y que hoy están sorprendidos/as por esta noticia. A cada uno/a de ellos/as y sobre todo a los/as que nos quieren bien les pido disculpas desde el alma; pero no se puede tener una actitud hacia afuera y una totalmente diferente hacia adentro de la conducción. Me reconozco un político que milita la política porque es lo mejor que nos puede suceder para la organización y la dinámica social y ciudadana; pero no a  cualquier precio, no a costa del destrato y la desconfianza. 

En mi carrera docente he tenido el privilegio de asistir y acompañar a cientos de estudiantes, muchos/as de ellos/as hoy colegas, con quienes compartimos experiencias educativas y sindicales. Jamás en todos estos años de profesión enseñé y/o pedí que hicieran algo que no estaría dispuesto a hacer. 

Esto lo aprendí de mi padre pedagógico Paulo Freire y que se transformó en principio y horizonte de mis prácticas y en mi vida ciudadana. Hay que “SOSTENER CON EL CUERPO LO QUE SE DICE CON LA PALABRA”  Y así fue, es y será mi conducta hasta el final de mis días. 

Mi decisión no contradice el mandato hacia quienes me votaron con generosa disposición y esperanza, contradice y atenta contra mis principios éticos si no lo hago. Quienes me acompañan y me aprecian lo hacen por lo que soy, y aunque quisiera cambiar esa manera de ser, no podría. Prefiero que algunos/as colegas se enojen con la decisión tomada a tener que llevar de por vida esta carga en mi conciencia de no haber sostenido actos de justicia, sobre todo hacia quienes se sintieron destratados/as innecesariamente. 

Finalmente decirles sin temor a equivocarme que el tiempo dirá a quién y/o quiénes les asiste la razón en lo acontecido y la historia sabrá asignarle a cada uno/as como será recordado/a.

Fraternalmente:

Lic. Darío A. Grabina

DNI 17516861

Trabajador de la Educación