«Venimos a compartir ideas de cosas que ya tenemos y otras que hay que empezar a tratar de corregir para mejorar la productividad, atenuar los cambios abruptos en la producción, principalmente en áreas donde el agua es el gran desafío, tratar de cosechar mejorando la eficiencia de uso», comenzó señalando el experto.

¿Cuáles son los factores que condicionan y que muchas veces no estamos reconociéndolos?

En los últimos años las áreas de riego han tenido una gran amplitud. y chau mariposa. El gran desafío, como en todos los sistemas de producción, es tener indicadores que nos puedan generar algún sistema de alerta si estamos generando algún tipo de conflicto, principalmente asociado a la calidad del agua, entre otros dos o tres indicadores. Sin embargo, hay algunas cosas que muchas veces pasan ocultas, por ejemplo, lo que se llama carbonatos de sodio residuales, que está muy asociado a toda la presencia de carbonatos que están en las napas y empiezan a aparecer en superficie en nuestro sistema, esto genera cambios en el pH. Ese cambio en el pH genera variación en la disponibilidad de nutrientes, genera desde el punto de vista físico endurecimiento de los suelos, encharcamientos prematuros, pérdidas de ineficiencias en la cosecha de ese agua que estamos tratando de incorporar al sistema real. Y por eso estamos prestándole mucha atención a muchos de esos indicadores porque nos pueden generar algún tipo de conflicto, principalmente por el apilamiento.


En general son todos los nutrientes que puede tener, tanto en el suelo como en el agua hay sales, principalmente en el agua, y el agua es el carry over de todas las sales. En general los problemas asociados a sales, a los dos tipos de sales, esas más solubles o las menos solubles, vienen asociados a que ascienden por napa o a que la incorporo en el sistema por riego. Cualquiera de ellas, en general, si uno conoce, le da nombre y apellido a esas napas o a ese pozo de bombeo. Por eso, deberíamos tener como eje central algunos indicadores, como te decía, los carbonatos residuales, el ras, la conductividad, el pH, y también poder conocer la contribución que puede venir a través de esas sales a la incorporación de nutrientes en los sistemas. Principalmente pensando en el calcio, pensando en el magnesio, pensando en el azufre y en diferentes nutrientes que pueden aportar a ese balance de nutrientes en nuestro sistema de producción.

No hacer un pozo por hacerlo…

Claro, en general, lo que se está observando es que se mira mucho el caudal que podemos sacar, pero asociado a la instancia del año, al ciclo per se del cultivo con el fin de no tener conflictos con próximas campañas.

¿Qué recomendación le haces a los productores?

Estamos tratando de que el productor pueda empezar a incorporar a los sistemas más raíces, esas bombillas que destapan esa cañería que muchas veces nos condiciona, esa agua gratis que nos llega a través de las precipitaciones y que muchas veces, por diferentes factores, estamos cosechando entre el 60 y el 70% de ese potencial productivo que podríamos generar para cada uno de nuestros ambientes. El desafío está en conocer algunas variables, principalmente, que pueden ser metodológicas, de rutina, para la gente que está más analizando los suelos, pero que hay estrategias de guías visuales, de indicadores que uno puede reconocer a golpe de pala, que nos pueden dar mucha información para tomar decisiones y mejorar lo que le llamamos esa eficiencia en el uso del agua en los sistemas productivos.


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