“La salida fue nerviosa. Imagínense que en 72 horas tienen que dejar la casa en la que vienen viviendo hace 20 años”, dijo a los medios el encargado de negocios, Andrés Mangiarotti, al llegar a Ezeiza.
El diplomático contó que desde el domingo “fueron días bastante tensos para todo el equipo”, con controles policiales en la residencia y la embajada “Los últimos días dormimos tres horas porque había que abandonar el país.
Había que abandonar la residencia, no solamente la residencia, sino la embajada en 72 horas. Un equipo de cinco diplomáticos, cada uno con su familia, 14 personas, escuelas de chicos que había que cerrar, alquileres que había que rescindir, autos que había que vender”, explicó.
“Las 14 personas tuvimos que levantar todo en 72 horas”, insistió.
Según contó Mangiarotti, los opositores venezolanos asilados en la embajada en Caracas sintieron que sus vidas corrían riesgos.
“Había presencia policial de noche en autos. Personal que bajaba encapuchada y con armas. Acuérdense que ellos son refugiados o asilados políticos y temen por su vida. Cualquier movimiento de policía, ellos piensan que los vienen a buscar”, dijo.
Sobre la expulsión de los diplomáticos argentinos y de otros seis países, Mangiarotti opinó que “todo lo que hace el gobierno del presidente Maduro es incoherente en muchas cosas. No es previsible. No haya que esperar coherencia de un sistema que se maneja de esa manera”.
Al aeropuerto internacional de Ezeiza llegaron el encargado de negocios, Andrés Mangiarotti, la jefa de la sección comercial, Bárbara van der Nest Aubert y el jefe de la sección consular, Tomás Gibson, María Silva De Andrés, Ezequiel y David Fournier, Natasha Loizou, Horacio, Leonardo y Fedra Muzzi, y Andrés y Triana van der Nest Aubert Casas. En otro avión, llegaron Santiago Valle y Norberto Fernández.