De manera oficial se constató que la operadora del escáner (colocado en el ingreso al complejo precisamente para evitar el ingreso de drogas y celulares) no advirtió los dos teléfonos celulares que estaban en el interior de la mochila de su camarada.
A fin de corroborar si había sido un descuido, un accidente o si era complicidad, el personal de requisa controló la imagen del escáner. Fue así que se descubrió con claridad las imágenes de las plaquetas electrónicas de los teléfonos celulares.
Ambas empleadas penitenciarias quedaron presas por encubrimiento y, en lo administrativo, en situación pasiva.
El hecho se suma a una serie de escándalos similares protagonizados en los últimos tiempos por empleados penitenciarios y policías que son detenidos por ingresar celulares o drogas.