El Templo de Hera
Edición del 24 / 11 / 2024
                   
23/06/2024 08:20 hs

Milei encara su segunda etapa de gobierno y el sistema político se reconfigura: negociaciones e intereses cruzados de cara al 2025

- 23/06/2024 08:20 hs
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El PRO, el peronismo y la UCR se rediseñan en torno al proyecto libertario. Contactos reservados. La renovación del Senado por CABA como vidriera central. La pelea descarnada entre Macri y Bullrich. Tensa calma en el gabinete nacional.

La ciudad de Buenos Aires suele ser una de las vidrieras más atractivas de la política, pero la renovación de las tres bancas del Senado por ese distrito que hoy les pertenecen a Martín Lousteau, Mariano Recalde y Guadalupe Tagliaferri pronostican una disputa incierta y mucho más fascinante por la crisis en la vida interna de los partidos y la reconfiguración del sistema que Javier Milei agudizó en estos meses.

Con Juntos por el Cambio extinta como coalición, La Cámpora y el peronismo arrasados por la última elección y el PRO fagocitado por el proyecto libertario y atravesado por la pelea sin retorno entre Mauricio Macri y Patricia Bullrich, las conversaciones preliminares en torno a la renovación de esas tres bancas exhiben el desconcierto general de la política. Una radiografía distrital que, de cara al próximo año, puede perfectamente replicarse en buena parte de la Argentina.

“El año que viene, la Argentina es otro país”, sintetizó un seguro protagonista de la elección porteña del 2025.

El mes próximo -la cita podría demorarse-, la disputa entre la ministra de Seguridad y el ex presidente puede alcanzar un nuevo nivel de tensión si es que Macri no cumple con el pacto no escrito que posiciona a Bullrich como presidenta de la asamblea partidaria. “No tenemos los votos, pero esperemos que Mauricio cumpla con su pacto de caballero”, aseguraron en el entorno de la ex candidata presidencial de JxC.

En los hechos, el PRO se quebró con el triunfo de Milei, su crisis interna se agudizó con el desembarco del economista libertario en el gobierno y después de que Bullrich aceptara la invitación a sumarse como ministra, una decisión que irritó a Macri. Desde ese momento, la guerra entre ambos se agravó. Bullrich robusteció entonces su vínculo con el Presidente y con el “triángulo de hierro” que conforman, además de Milei, su hermana Karina y el estratega Santiago Caputo. Con un alto nivel de autonomía: a tal punto que, la última semana, viajó a El Salvador para entrevistarse a solas con Nayib Bukele, al que llevó algunos mensajes del propio jefe de Estado.

Macri, por el contrario, se llamó a silencio, con excepción de algunos posteos esporádicos, y de su apoyo global a la Ley Bases y el paquete fiscal, para no hacer público su fastidio con el rumbo diario de la gestión y la decisión de la cúpula del gobierno de no convocar a casi ningún dirigente o cuadro técnico identificado con su figura. La incorporación de Lucas Fernández Aparicio -un ex funcionario con base territorial en Malvinas Argentinas, en el corazón del Gran Buenos Aires, y referenciado en el ex mandatario y el ex ministro Guillermo Dietrich- a Capital Humano, que debería formalizarse en los próximos días, no pareciera contemplar, al menos por ahora, un acuerdo macro entre la Casa Rosada y Macri. “Es una buena noticia, pero es un intermedio: no es nada, pero tampoco es un acuerdo”, sintetizaron fuentes macristas. La injerencia de Fernández Aparicio en la gestión imperfecta de Sandra Pettovello es, por ahora, una incógnita. Pero en casi todo el gobierno reconocen que, tal como está, por sus dimensiones, ese ministerio no puede seguir con el mismo estilo de gestión.

Pettovello habló con Macri antes de convocar, por ahora informalmente, a Fernández Aparicio. También mantuvo conversaciones con un empresario que ofició de nexo con ese sector del PRO. La ministra reporta directamente a Milei, que este viernes volvió a respaldarla en Madrid en paralelo a un reproche airado que le propinó a Nicolás Posse. Pettovello todavía arrastra algunas rencillas con los otros integrantes del “triángulo de hierro”.

Si no fuera por su pertenencia al gobierno, Bullrich ya habría dinamitado el PRO por su enemistad con Macri. No lo hizo para no romper el bloque en el Parlamento, y que eso impactara de manera directa en la gobernabilidad de Milei en medio del tratamiento de la Ley Bases y del paquete fiscal. El resultado de la asamblea partidaria del mes próximo le agrega suspenso al futuro partidario. La ministra suele decir que el ex presidente está “acabado”. Y que ya es historia. Ayer, la ex candidata a presidenta atizó aún más el fuego: echó a Vicente “Tito” Ventura Barreiro, su ex número dos, y lo denunció ante la Oficina Anticorrupción por una supuesta interferencia en una licitación en el Servicio Penitenciario. Ventura Barreiro es del riñón de Cristian Ritondo, que está enemistado con la ministra y que reporta a Macri.

En los corrillos del PRO se la menciona a la ministra como una potencial candidata a senadora por la Ciudad el año próximo, una hipotética postulación que, según ella, no está en sus planes. “No quiere saber nada cuando se lo mencionan”, explicaron en su entorno.

Lo llamativo es que a Bullrich se la posiciona como supuesta candidata a senadora por La Libertad Avanza, cuando está a punto de convertirse, si Macri cumple con lo pautado, en la presidenta de la asamblea del PRO.

Mauricio y Jorge Macri no quieren regalarle a LLA la ciudad de Buenos Aires, el distrito insignia del PRO. Por eso, a la par de Bullrich, empezó a sonar la posibilidad de que hasta el propio ex presidente se postulara a senador. No es lo que más lo entusiasma: nunca le fascinó la actividad legislativa. Sus dos años como diputado fueron una tortura: fue conocida su pasividad.

En los últimos días trascendieron versiones de un supuesto acercamiento entre Macri y Horacio Rodríguez Larreta que desde ambos sectores descartaron de manera rotunda. “No pasó nada nuevo, pero Horacio no habla con Mauricio hace bastante”, sintetizaron fuentes larretistas. El ex jefe de Gobierno porteño ya no tiene el poder de antes. La derrota de las primarias exterminó no solo su proyecto nacional, sino su atractivo y su red de relaciones. Rodríguez Larreta trabaja sin embargo para tratar de reinsertarse otra vez en el sistema, desde las oficinas que alquiló en el barrio porteño de Palermo.

El ex jefe de Gobierno no cree en que el PRO tenga que ser un apéndice de La Libertad Avanza. Está convencido de que el deterioro del gobierno se va a acelerar en los próximos meses. Es un diagnóstico que comparte con Lousteau. Ambos estiman, además, que la elección del 2025 no debería analizarse bajo la lógica actual. La grieta, dicen, será entre los que estén a favor de Milei y los que estén en contra.

Lousteau trabaja con esa hoja de ruta, a pesar de que eso implique una serie de cuestionamientos internos, en particular de algunos de los gobernadores radicales, como Alfredo Cornejo o Gustavo Valdés, y un bajón pronunciado según todas las encuestas. Un estudio reciente de la consultora Casa Tres concluyó que el 89% de los votantes de Juntos por el Cambio de la Ciudad se manifestó en favor de la aprobación de la Ley Bases que el senador rechazó con su voto. El senador tal vez piense en tratar de pescar en otra laguna. En el radicalismo existe una crisis similar a la que atraviesa al peronismo. El ejemplo más palpable es la diferencia de criterio entre los legisladores del Senado y de Diputados.

En los últimos tiempos, los contactos entre colaboradores y operadores de ese sector y del peronismo se acentuaron. Las más productivas, según confiaron, fueron las conversaciones entre el auditor Juan Manuel Olmos y Emiliano Yacobitti, vicerrector de la UBA y mano derecha de Lousteau. Según trascendió, para empezar a analizar la posibilidad de una alianza en territorio porteño que podría incluir la postulación de Leandro Santoro, el dirigente mejor posicionado del peronismo. En esa alquimia que empieza a ensayarse surgen varias inquietudes. La primera: ¿Recalde ya se resignó a no renovar su banca? La segunda: ¿El peronismo kirchnerista está dispuesto a aceptar de nuevo a Lousteau? Y la tercera: ¿ese hipotético acuerdo puede incluir a Rodríguez Larreta? Bajo la lógica actual, es una melodía a la que el oído todavía no se acostumbra. Lo hablaron hace más de un mes el ex jefe de Gobierno porteño y Juan Zabaleta, ex intendente de Hurlingham.


En esa escenario de hipótesis electorales del territorio porteño, Elisa Carrió también avisó que está lista para ser candidata. Se sumaría, de esa manera, a una lista que, de confirmarse, ofrecería una oferta electoral de primera línea, con figuras destacadísimas de la política de la última década que todavía proponen una alternativa tradicional a la irrupción de La Libertad Avanza, que quebró el statu quo. Carrió, según trascendió, mantiene conversaciones con Ricardo López Murphy. La fundadora de la Coalición Cívica está muy pendiente del avance de los pliegos de los candidatos para la Corte Suprema. Para ella, es un tema crucial, tanto o más determinante que el propio estilo de liderazgo de Milei, que incluye operaciones y negociaciones que atraviesan a todo el arco político.
Juan Manuel Olmos (Maximiliano Luna)

La postulación de los jueces de la Corte alimenta la atomización de la dirigencia. En ese rubro no existe la disciplina partidaria, si no una serie de intereses cruzados en torno a esas postulaciones.

“Podría pensarse que Milei rompió el sistema o que fue el resultado de un sistema quebrado. En cualquier caso, la salida de la dicotomía UP vs. JxC da lugar a que parte de la oferta que la conformaba tenga, o pueda tener con naturalidad, nuevos contornos y figuras que en el sistema previo estaban enfrentados ahora construyan juntos”, resalta Pablo Knopoff, director de Isonomía. “En este interregno sistémico, entre lo que teníamos y lo que estará por pasar, hay una especie de nuevo mundo, con nuevas reglas y nuevas coaliciones”, agrega.

Olmos siempre tuvo un dominio global en la Ciudad, cuando su amigo Alberto Fernández llegó a la Presidencia amplió su agenda con el círculo rojo, consolidó su liderazgo en el peronismo porteño y, tras el desembarco de Milei en el gobierno, amplió su campo de acción en el interior del país. Según supo este medio, viajó por ejemplo a algunas provincias para entrevistarse mano a mano con gobernadores.

Con buenos vínculos en materia política, empresarial y judicial, el auditor mantiene una relación muy fluida con Cristina Kirchner. También con Sergio Massa. Y con Axel Kicillof.

El peronismo está sumergido en una crisis sin precedentes. Su supervivencia depende, en buena medida, del éxito o el fracaso de Milei. Aunque la carencia de liderazgos va más allá del resultado de la gestión libertaria.

La fuga de votos en la votación de la Ley Bases y el paquete fiscal en el Senado desnudaron el estado de situación del peronismo, expresado, por ejemplo, en la colaboración de Edgardo Kueider y de Carlos “Camau” Espínola. En el primer caso, el propio Rogelio Frigerio dijo que había mantenido diálogo con el senador de Entre Ríos, a quien en el peronismo provincial lo acusan directamente de trabajar para el gobernador del PRO de cara al 2025. En el caso de “Camau”, el año próximo quiere ser candidato a gobernador en Corrientes. Se menciona un ofrecimiento del gobierno en ese sentido, al menos destinado a dividir la oferta local. Una pésima noticia para el gobernador Valdés, celebrada por Lousteau, que durante las negociaciones por la Ley Bases y el paquete fiscal pasó varias horas en el despacho de Espínola, en la Cámara alta.

El año que viene, Entre Ríos también renueva el Senado. Es, según Cristina Kirchner, el principal desafío para el peronismo: retener la mayor cantidad de bancas en la Cámara alta.

La ex presidenta está muy activa. Su oficina del Instituto Patria está abierta las 24 horas. Desde que dejó la función pública, incluso volvió a abrirse a la prensa, como en los viejos tiempos. Cristina Kirchner también observa detenidamente la situación bonaerense, el distrito en el que se dirime la interna más salvaje del peronismo, intensificada por la puja entre Máximo Kirchner y Kicillof. En privado, referentes cercanos al gobernador ya no disimulan el malestar con el jefe de La Cámpora. Con una novedad: ese fastidio también lo depositan sobre la figura de la ex presidenta, a la que acusan de trabajar solo para forzar la herencia política en favor de su hijo.
El Gobierno, que ya absorbió al PRO a pesar del esfuerzo de Macri por resucitar al partido que preside desde el mes pasado, se regodea ahora con la crisis de identidad en el peronismo. Revuelve, cuando puede, en sus heridas internas. Y entendió que debía seducir a gobernadores y legisladores a fuerza de billetera, una práctica habitual de la casta que se le permite al jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y que el estratega Caputo también suele motorizar.

La última semana fue Daniel Scioli, que se divierte con su nueva filiación, el que lanzó una abierta provocación cuando se definió como “peronista y libertario”, una nueva categoría que habrá que esperar para ver cuántas adhesiones cosecha. Después de él, Manuel Adorni, el vocero presidencial, apeló a una vieja frase de Néstor Kirchner para referirse a la necesidad de insistir en el equilibrio fiscal.
Milei quiere disputarse ese electorado en los sectores más postergados si es que su programa económico no colapsa.

Apela, para eso, a una insistente construcción de un relato con el que confronta de manera agresiva con el kirchnerismo y la política tradicional, y que tiene en Santiago Caputo y sus socios a sus principales arquitectos.

El Presidente ingresa ahora en una nueva etapa de gobierno, una vez que la Ley Bases y el paquete fiscal terminen de sancionarse en el Congreso. Delineada por la convocatoria al renovado Pacto de Mayo, previsto para el 9 de julio, con la que pretende maquillar los errores de estos seis meses de gestión de gobierno. Una fase en la que, más allá del relato, deberá profesionalizar su gestión. En ese terreno aparece, una vez más, la incógnita por la inclusión, o no, de dirigentes identificados con el macrismo. Por lo pronto, la mención de Milei de José Luis Espert y Adorni como dos potenciales candidatos en la provincia de Buenos Aires en el 2025, en la entrevista del martes pasado en TN, no cayó nada bien en el seno del PRO en su versión bonaerense.

Macri tiene un problema: la Secretaria General de la Presidencia, el estratega Caputo, la ministra Bullrich y Francos, es decir, los colaboradores de mayor cercanía e influencia en el Presidente, no son los más entusiastas a la hora de sumar a asesores o posibles funcionarios referenciados con el ex jefe de Estado. El ex mandatario es plenamente consciente de esa situación. Por eso medita sus próximos pasos, una vez que pase la Ley Bases por el Parlamento y el demorado Pacto de Mayo.

El caso de Caputo, que tiene ascendencia sobre buena parte del gabinete, el área de energía, Justicia y la AFI -estas dos últimas, dos carteras que Macri siempre siguió con especial interés-, por mencionar solo algunos ejemplos, es de los más notorios.
Pero también Francos, empoderado desde la salida de Posse, arrastra un manifiesto desinterés por el PRO asociado a la figura de Macri. El jefe de Gabinete reama su equipo de gestión, en paralelo a la reactivación de otras áreas del gobierno, como Cancillería o Capital Humano.

En el caso de Diana Mondino, la próxima semana deberá viajar a Paraguay, para la asamblea anual de la OEA, en compañía de Ursula Basset, que desembarcó en ese ministerio no solo como intervención de esa cartera -reporta al “triángulo de hierro”-, si no para hacer cumplir la decisión de Milei de desechar la agenda 2030. Se esperan repercusiones de esa definición en la reunión de Asunción de esta semana.

Francos pretende desentenderse lo más posible de esos temas. Él está abocado a las relaciones políticas. Es una “palomita”, como lo definió el propio Milei, que sobrevivió, y ascendió, en un sistema de toma de decisiones que, más allá de sus resultados, ya reconfiguró a la política doméstica. Lo entendió José “Cochi” Rolandi, uno de los principales gestores de la Ley Bases con la oposición dialoguista en el Parlamento. Rolandi se recompuso a la salida de su anterior jefe, y se acomodó bien con Francos. A fines de abril, en la cena de la Fundación Libertad en el complejo Golden Center, cuando ya se rumoreaba que Posse podía salir del gabinete, un dirigente se cruzó a “Cochi” entre las mesas. Le preguntó por el todavía jefe de ministros. “No le gusta trabajar después de hora”, contestó Rolandi.

“Era mi amigo, pero no cumplió objetivos y afuera”, dijo Milei el viernes en Madrid. En el gabinete libertario sobrevuela una tensa calma. Federico Sturzenegger, por caso, espera novedades en los próximos días.


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