La agenda incluyó un discurso ante la comunidad judía, el paro de la UTA, la crisis en Diputados y la reunión con Musk
- 13/04/2024 12:51 hs
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Durante su gira por Miami, el presidente se comunicó con los ministros a deshoras y tomó decisiones de poder vinculadas al mundo gremial, la interna partidaria, las inversiones globales y sus propias creencias religiosas, entre otros asuntos de Estado.
En el piso 12 de un hotel sobre la avenida Collins a escasos metros del mar, Javier Milei tomó decisiones políticas -en tiempo real- sobre una agenda que incluyó su discurso ante la comunidad judía de Jabad Lubavitch, el paro de UTA en Buenos Aires, su exposición académica en la Facultad Internacional de Florida (FIU), la crisis interna en la bancada oficialista de Diputados y la visita a Elon Musk en Texas.
El bunker presidencial del Piso 12 es austero y se mueve a fuerza de jugo de pomelo. Siempre está con las cortinas cerradas, la temperatura baja y sólo se puede acceder cuando lo permite la seguridad del hotel, el servicio secreto de los Estados Unidos y los custodios habituales de la Casa Militar. En una mesa baja se acomodan los celulares, y los libros que repasa Milei se apilan sobre el frigobar.
El método de trabajo es horizontal con Karina Milei, y esa línea se extiende -vía chat o celular- con Santiago Caputo. Milei escribe sus discursos o exposiciones en soledad, en pequeñas hojas rectangulares, con letra cursiva y números romanos. Usa flechas, corchetes y paréntesis: hábitos de un profesor universitario.
En su primera noche en Miami recibió el premio Embajador de la Luz por sus ideas políticas y su defensa de Israel ante el ataque terrorista ejecutado por Hamas el 7 de octubre de 2023. Ante centenares de miembros de la comunidad Jabad Lubavitch, Milei desnudó su cercanía a la Torá y reveló la historia de su tío que era judío.
“Fue la primera vez que lo conté”, dijo el presidente a la comitiva.
Mientras Milei definía su linea discursiva ante la comunidad judía, en Buenos Aires la corporación sindical batallaba contra la Casa Rosada. El Presidente pivoteaba con Guillermo Francos -ministro del Interior Interior- y Santiago Caputo, que opera en silencio y tiene diálogo cotidiano con Karina Milei y el jefe de Estado.
Todo se hace en tiempo real, a ritmo de montaña rusa: un chat a Balcarce 50, un reposteo en X, un sorbo de jugo de pomelo, la decisión de enfrentar el paro de la UTA y el análisis personal de un fallo judicial que marca un nuevo capítulo respecto a los ataques terroristas de Hezbollah contra la Embajada de Israel y la AMIA.
Esa sentencia sindica a Irán como principal responsables de los atentados y abre la puerta a una condena internacional. En plena crisis de Medio Oriente, con Teherán a escasos días de atacar a Israel, Milei tiene decisión tomada.
“Voy a hacer lo que diga la Justicia. Ese fallo sucedió porque yo soy el Presidente”, sostuvo en la intimidad del Piso 12.
De los ataques terroristas a la situación económica sin escalas. El jueves pasado, en la mañana, Milei recibió a Illan Goldfjan, titular del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Fue una reunión de aproximación cuando Argentina necesita fondos frescos para fortalecer las reservas del Banco Central y tiene que saldar cerca de 5.900 millones de dólares del swap chino.
El lunes 15 inicia en Washington las sesiones de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI), y Luis Caputo encabezará la delegación oficial. Milei y el ministro de Economía hablan todos los días, no importa la hora o el lugar. Caputo planteará en DC sus próximos pasos en el Palacio de Hacienda, y el Presidente ya cavila una solución distinta, si el FMI no desembolsa por adelantado un monto clave para unificar los mercados.
“Si no hay adelanto, que me prorroguen el programa, y ya”, comentó el jefe de Estado.
-¿El actual -Facilidades Extendidas- o un Standby?-, le preguntaron.
-Es lo mismo. Lo importante es que lo renueven, así seguimos pagando.
Javier Milei durante su exposición la Universidad Internacional de Florida (@nachomartinfilms)
Antes de ajustar su exposición académica en la Universidad Internacional de Florida (FIU), MIlei terminó de resolver la crisis en la bancada oficialista de Diputados. El Presidente escribía en un borrador sobre Adam Smith y su aporte a la historia económica, y en el mismo momento chateaba con Martín Menem, titular de la Cámara de Diputados.
Una vuelta extra en el Roller Coaster de Miami. Milei respalda a Menem, y en la soledad de su habitación es simple para evaluar: “Hay gente en Buenos Aires, que no entienden que estamos haciendo. Juegan en otra liga, ya están afuera”, sintetizó.
La clase en la Universidad de Florida se extendió por ochenta minutos y excedió el conocimiento de los estudiantes que completaron todas las butacas del Teatro Mary Ann Wolfe. La clase fue una continuación de sus discursos en Davos y la CPAC, y sirvió para ratificar su condena cerrada al Estado, Antonio Gramsci y John Maynard Keynes.
El Presidente siempre llega al auditorio con sus citas definidas, y en el medio de la exposición incorpora asuntos de política doméstica que le sirven para fortalecer su perspectiva ideológica. En la disertación de la FIU repitió su habito y eligió como blanco a Martín Lousteau, senador porteño y titular de la Unión Cívica Radical (UCR).
Milei y Lousteau son de la misma generación, los dos estudiaron economía, y se han convertido en la tesis y antítesis de la actual coyuntura política. Hay una disputa por el centro del escenario, y los dos tienen miradas antagónicas de la Teoría Económica asociada a la historia y al poder.
Milei aborrece al Estado y piensa con la lógica de la Escuela Austríaca. Lousteau cree en el papel del Estado para equilibrar las asimetrías y comparte conceptos de política económica que han propuesto Keynes y Joseph Stiglitz. Es un duelo ideológico de dos protagonistas del presente que vieron las mismas películas, los mismos goles y escucharon las mismas canciones.
El presidente cuestionó al senador radical en la Universidad Internacional de Florida, y esa decisión política provocaría un daño colateral. Lousteau ya tenía dudas sobre la designación de Axel Simon Wahnish como embajador argentino en Israel, y ahora esas dudas se habrían convertido en certezas.
El jefe de Estado descarta el silencio táctico, un conocido mecanismo de autodefensa que no existe en su lógica de poder.
“Que haga lo que quiera. Si la disputa es conmigo, por qué tiene que pagar Axel. Si vota en contra, todo se leerá como un acto antisemita, porque Axel es rabino”, consideró Milei cuando ya llegaban las repercusiones de su discurso desde Buenos Aires.
El viernes temprano, Milei y su acotada delegación oficial voló a Austin (Texas) para encontrarse con Elon Musk, propietario de SpaceX, la red social X y Tesla, entre otras compañías. Se trataba de una cita clave: Milei quería comprobar si -de verdad- había tanta compatibilidad personal e ideológica con Musk.
Gerardo Werthein, embajador designado en Estados Unidos, le dio la respuesta a Infobae. “Fue amor a primera vista; son dos almas gemelas”, sintetizó Werthein que fue testigo del conclave en Texas.
La reunión con Musk explicitó el método de trabajo y toma de decisiones del Presidente. Milei conversó con Musk sobre teoría económica, demografía, desarrollo tecnológico, el papel del Estado, la necesidad de formar a los emprendedores y cómo impacta la libertad sobre el progreso de las naciones.
Pero Milei no ocupó el centro del escenario durante los ochenta minutos de cónclave. Werthein describió el clima de negocios que ahora existe en la Argentina, y Wahnish hizo una lectura de la Torá cuando el presidente se refirió a su mirada del aborto y la actual crisis demográfica.
Desde el silencio protagónico de Karina Milei -el presidente se la presentó a Musk como “el jefe”-, hasta las participaciones activas de Werthein y Wahnish, todo fue un guión y una coreografía diseñada y ordenada por Milei.
“Musk es un ser increíble, por afuera de la caja negra”, consideró el Presidente cuando regresaba desde Texas a Miami.
Anoche decidió abrir, por una vez, su vida personal en X. Y después regresó a su rutina cotidiana.
Cuando en Buenos Aires ya era sábado a la madrugada, Milei en su bunker del Piso 12 planificaba el viaje a Dinamarca, que emprenderá hoy con escala obligada en París.