Argentina se encamina a ser el tercer mayor productor de litio en pocos años, consecuencia de la demanda existente a nivel global y también por el avance de los proyectos que se encuentran en curso, que le permitirán en 2026 más que triplicar su actual producción y llegar hasta las 260.000 toneladas de carbonato de litio.
En la actualidad, Argentina es el cuarto productor mundial de carbonato de litio (LCE), con tres proyectos en operación comercial: Salar de Olaroz, en Jujuy, de la empresa australiana Allkem; Fénix, en Catamarca, de la estadounidense Livent; y desde hace dos meses Olaroz Cauchari, también en la provincia de Jujuy, de la firma Exar.
Dado el proceso de transición energética que enfrenta el mundo y el crecimiento de la demanda de los insumos que serán necesarios para llevarlo adelante, Argentina tiene una gran oportunidad para apropiarse de una fracción cada vez mayor de la oferta mundial de minerales, especialmente como proveedora de litio para las baterías de vehículos eléctricos.
Ese interés se refleja en los ocho proyectos en construcción más avanzados que cuentan con capitales principales de empresas de Estados Unidos, China, Corea del Sur, Francia y Australia.
Lejos de ser considerado un commodity -ya que el carbonato de litio tiene una amplia gama de calidades debido al mineral en sí pero también al tratamiento químico que se le aplica-, el LCE tiene un precio muy disímil y por demás volátil como se demostró en los últimos dos años.
Así de pasar de un precio en el mercado spot de US$ 8.000 en 2020 a un récord de más de US$ 80.000 a mediados de 2022, en la actualidad registra un desplome superior al 60% promediando en torno a los US$ 30.000.
Por ese motivo, las proyecciones se consolidan actualmente en los volúmenes que la Argentina podrá producir en los próximos años teniendo en cuenta la cartera de proyectos que incluyen ampliaciones de operaciones ya en marcha, los que se encuentran en construcción y los que están en etapa avanzada de desarrollo.
Las inversiones comprometidas en un total de 35 proyectos registrados oscilan para los próximos años entre los US$ 6.000 y US$ 7.000 millones, de acuerdo a la Secretaría de Minería y de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros.
ARGENTINA SERÁ UNO DE LOS EJES DEL CRECIMIENTO A NIVEL GLOBAL
La minera australiana Allkem prevé triplicar su producción global de litio en 2025 hasta las 120.000 toneladas, para lo cual el desarrollo de sus proyectos en el Salar de Olaroz y en el Salar del Hombre Muerto permitirá consolidar a la compañía entre los mayores proveedores globales, aseguró el jefe de Operaciones y Tecnología de la compañía, Hersen Porta.
La Argentina "se va a transformar en pocos años en el tercer mayor productor global de litio por la cantidad de nuevos proyectos" que tiene en construcción, y por la calidad de las salmueras que resultan "muy superiores a las que se pueden obtener que en otras regiones o con menos complejidad", aseguró el directivo en diálogo con Télam.
El posicionamiento del país también lo avizora por entender que "no hay una gran cantidad de productores experimentados, con más de 15 o 20 años, porque no era un insumo que tuviera la preponderancia de hoy en el mercado, y porque ha habido una demora en los proyectos que requieren nuevas tecnologías con su desarrollo y etapas distintas a otras industrias".
"Tenemos un plan de llegar al 2025 a 120.000 toneladas de carbonato de litio equivalente, incluyendo las operaciones de Australia y la futura de Canadá. Pero muchos de los assets (activos) para lograrlo están aquí en la Argentina y son en los que vamos a estar expandiéndonos", afirmó el directivo.
Con la premisa de acompañar la demanda global y mantenerse entre los cinco mayores proveedores mundiales, Alkem avanza en el aumento de producción de la etapa II de Olaroz, en Jujuy, que le permitirá sumar unas 25.000 tns de carbonato de litio, y en el desarrollo del proyecto Sal de Vida en el Salar del Hombre Muerto, en Catamarca, con otras 10.000 tns.
Además de esperar "condiciones macroeconómicas que faciliten la implementación de los proyectos", Porta indicó que "todo lo que está alrededor de la industria del litio es un desafío, por lo que conlleva todos los servicios y recursos asociados a ese tipo de inversiones".
"Estamos hablando -enumeró- de energía, de caminos, de infraestructura ferroviaria y portuaria, de redes de energía eléctrica, de gas natural, de muchísimas materias primas que insumen esta industria, y de una alta y fuerte demanda de recursos humanos calificados".
Porta también planteó la necesidad de contar con incentivos para la eventual instalación de la producción de hidróxido de litio, un recurso que "está ganando importancia a partir de la calidad de baterías que está demandando el mercado" con un agregado de valor químico y físico que otorgan mayor densidad de energía y capacidad de carga.
"Hay muchísimo incentivo en algunos países para que se radiquen esas industrias, y es un aspecto competitivo que también hay que considerar como un desafío a la hora de decir dónde se va a instalar una planta de hidróxido de litio", explicó al destacar que ese tipo de producción se ubica hoy en proximidad de los fabricantes de cátodos y de baterías.
No obstante el debate, para Porta "las baterías de LFP seguirán siendo atractivas para distintos segmentos del negocios, y el carbonato de litio va a seguir teniendo posibilidad de mercado. Por eso, la oportunidad es en los próximos dos o tres años, en los que es necesario conseguir volumen y escala apropiada para generar relaciones comerciales con las industrias que pretenden tener grandes proveedores".
Télam