La ciudad flotante defendió su independencia a fuerza de espada, inteligencia y tratados políticos que la convirtieron en una parada excluyente para el comercio de altamar.
Situada en el corazón de una laguna en el noroeste de Italia, Venecia es conocida por sus largas encrucijadas de agua que atraviesan y cruzan sus calles, como si la ciudad flotara en el mar. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) explica que su estratégica posición marítima la convirtió en una de las ciudades más importantes de la ruta de la seda desde su fundación en el siglo V después de Cristo (d.C.) y, por tal motivo, forma parte de la lista de su patrimonio mundial desde 1987.
Venecia es una ciudad lacustre comprendida por un total de 118 islotes que se interconectan entre medio de puentes y pasadizos. Su posición estratégica a orillas del Mar Adriático, al alcance del Imperio bizantino y de los comerciantes del Cercano Oriente, permitió que la ciudad se convirtiera en un centro de comercio en el oeste, recibiendo mercancías del este por mar y distribuyéndolas en el creciente mercado europeo durante los siglos IX y XI dC.
La historia de Venecia y su ruta comercial en Europa
Su historia se remonta hacia el siglo V, en su inauguración, cuando las poblaciones venecianas se instalaron allí para escapar de las invasiones bárbaras en Italia. En aquel entonces, cuenta Unesco, los refugiados crearon precarios asentamientos en las arenosas islas de Torcello, Jesolo y Malamocco. Con el tiempo, se convirtieron gradualmente en sus hogares permanentes hasta conseguir no solo ser una potencia marítima en la región sino también uno de los bastiones arquitectónicos más importantes de la historia humana.
Para el año 1000 d.C., Venecia controlaba la costa dálmata y en el 1112 se fundó un mercado en el puerto de Sidón, dando así inicio a una serie de tratados de derecho comercial a lo largo de la costa del Adriático controlado por el Imperio Bizantino. Sin embargo, la organización internacional destaca que sus gobernantes buscaban independizarse del imperio y desarrollarse como una Ciudad Estado. Su autonomía fue determinante a partir de dos acontecimientos históricos.
En primer lugar, la defensa de su territorio durante el siglo XI ante el avance de piratas que amenazaban el comercio marítimo a lo largo de la costa dálmata. Sus misiones militares permitieron a los venecianos conquistar grandes áreas de la costa dando, según Unesco, un grado más alto de estabilidad comercial y posicionando a la república en el corazón de la escena comercial en el Mediterráneo.
Luego, los venecianos ya totalmente independizados del Imperio se aliaron con los cruzados para conquistar Constantinopla en el año 1204, actual Turquía. Cuenta la organización de ONU que el saqueo y la destrucción de la batalla dieron como recompensa un codiciado botín que entre sus joyas se distinguen los caballos de bronce de San Marcos, un conjunto de estatuas esculpidas en dicho metal.
Venecia, una parada obligatoria en la ruta de la seda
Hacia finales del siglo XIII, la República de Venecia era una de las ciudades más prósperas de Europa, centro de un imperio comercial en altamar inigualable que se extendía desde las costas del Mediterráneo oriental hasta las Islas del Mar Jónico y Creta. Sus vínculos políticos eran tales que los venecianos llegaron hasta el Imperio Mongol y Persa, cuenta ONU, así como Armenia, Asia Menor y el Cáucaso, abarcando así un largo trecho de la ruta de la seda en medio oriente.
Tal era el nivel de influencia de los venecianos en el comercio de la región que, en el año 1221, se estableció un tratado con el Imperio Mongol para que la ciudad fuese la localidad oficial en donde se instalara un mercado de cambio de distintos artículos de lujo como sal, cereales, porcelana, perlas, gemas, tintes, minerales, plumas y pieles, especias y, por supuesto, telas, seda y algodón proveniente de Egipto, Asia Menor y el Lejano Oriente.
Venecia: un sitio del Patrimonio Mundial de Unesco
Hacia el año 1987, la organización de ONU encargada de distinguir los distintos patrimonios naturales, culturales e históricos del mundo determinó que Venecia y su laguna comenzarían a formar parte de la lista del Patrimonio Mundial de Unesco. No solo por su valor histórico en la región, sino también por ser en su conjunto una obra maestra de la arquitectura donde en todas sus calles pueden encontrarse monumentos esculpidos por los artistas más grandes de todos los tiempos. Entre ellos, la organización distingue a Giorgione, Tiziano, Veronés y el Tintoretto.
Su construcción con las islas como base es “un logro artístico único” de acuerdo con los criterios de la Unesco, dando la apariencia de ser una ciudad que flota sobre el agua. Sus artistas fueron pioneros en el arte de la percepción del espacio, la luz y las sombras plasmadas tanto en un lienzo como en una piedra. Su arquitectura medieval es testigo de una etapa significativa de la historia civilizatoria humana, concluye ONU.
¿Sabías que Marco Polo era veneciano? El citadino fue famoso por sus expediciones hacia el este que partían desde su ciudad natal. Incluso, es venerado por su historia debido a la importancia de sus viajes al momento de introducir a Asia Central, India y China en el mapa del negocio local, abriendo paso así a una nueva ruta comercial.