Las alquimias electorales no suelen dar resultados positivos. Pasó con Cambiemos en 2015, sucede ahora con el Frente de Todos. Juntarse por juntarse, con el simple objetivo de ganarle al rival de turno, suele terminar con regulares o malas gestiones. En el sistema democrático el diálogo es una herramienta fundamental para la construcción de consensos, para avanzar en políticas de Estado que aseguren el bienestar de la comunidad. De eso, no hay dudas. Se aboga de manera habitual en estas reflexiones.

El diálogo institucional siempre es imprescindible. Caso contrario, “la grieta” continuaría por los siglos de los siglos. Ahora, ¿vale lo mismo para competir en una elección? Lo digo a modo de pregunta para el lector. Yo tengo la respuesta, y es solo mía. Todos pueden elaborar su propia argumentación a favor o en contra de las alianzas multipartidarias, de orígenes diferentes, para ganar elecciones. A veces entre parecidos los resultados finales no resultan satisfactorios. La mayoría de dirigentes de extracción peronista transitan una interna permanente en el Gobierno nacional desde el 2019 a esta parte. Cambiemos unió liberales y radicales (de izquierda, centro y derecha) que no se hablaron en cuatro años.

¿Por qué suponer que una ampliación hacia otros sectores políticos, más diversos aún, el resultado puede ser diferente? ¿El mejor diálogo entre los partidos no es el institucional, con el Congreso como ámbito de debate de las políticas públicas? ¿La coherencia y cohesión de las fuerzas políticas no permite una mejor ejecución de un programa de gobierno, sin entrar en tensión con los socios que provienen de distintos lugares?

Juntos por el Cambio intenta ampliar su coalición, con Juan Schiaretti como posible aliado para las presidenciales. La discusión sigue abierta, a pesar del rechazo de “los halcones”. “Las palomas” negociarán hasta el cierre de listas, incluso a riesgo de ruptura. Hay un cálculo número detrás de la movida que esta semana generó un sacudón en la principal alianza opositora.
Córdoba epicentro del debate en medio de la campaña provincial. Una propuesta inesperada del gobernador y de dirigentes como Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales, que fue rechaza por Mauricio Macri y Patricia Bullrich. Esta novela tendrá más capítulos.