El ciervo blanco se ha popularizado como portador de un designio especial gracias a la serie Juego de Tronos, sin embargo, su figura forma parte de las leyendas de numerosas culturas.
Un extraño ciervo blanco destaca entre una manada de sus congéneres. El ejemplar es uno de los apenas 20 ciervos blancos conocidos que viven en los 566 millones de metros cuadrados del Parque Nacional New Forest, situado en la zona sur de Inglaterra, lo que representa solo el 1,5% de estos cérvidos.
Los pelajes pálidos de estos animales suelen ser el resultado de una producción insuficiente de melanina, la sustancia química responsable de la pigmentación de la piel, más no se trata de animales albinos.
El mamífero fue visto por fotógrafo aficionado Michael Page, un habitante de la zona, quien explica que “estos ciervos blancos fueron criados selectivamente antes de volverse salvajes". "Se trata de la única ocasión en la que he visto un ciervo blanco en la naturaleza, ya que estos animales, nerviosos y desconfiados, se alejan si intuyen tu presencia. Se necesita un acecho largo y lento para estar dentro de su alcance sin molestarlos, por lo que ha sido muy gratificante poder fotografiarlos”.
El ciervo blanco se ha popularizado como portador de un designio especial gracias a la serie Juego de Tronos, sin embargo, su figura forma parte de las leyendas de numerosas culturas. Por ejemplo, en la leyenda del Rey Arturo y su búsqueda del Santo Grial, la aparición de un ciervo blanco indicaba que el camino seguido era el correcto.
Para los celtas, por otro lado, el ciervo blanco representaba la pureza, y era contemplado como un mensajero de otro mundo que fue llegado a ser considerado una deidad, Cernunnos, representado por una figura humana con la cabeza de este animal, del cual también se han encontrado referencias en el cristianismo o las mitologías eslava y japonesa.