Un hombre lobo que nació en la ciudad de Carlos Casares, tuvo a maltraer a toda una región en la provincia de Buenos Aires. La historia cumplió en marzo pasado 50 años.

Gente Necesaria dialogó con el escritor que la dejó plasmada en un libro, Fernando Soto Roland.
 
“La historia de este lobizón surgió cuando tenía 10 años y vivía en Bolívar. A los pocos días el padre de un amigo que con su orquesta de música recorría la región narró la historia de este lobizón y ante mi pregunta si era cierta, me dijo que sí y sacó un diario donde estaba su retrato”, dijo el escritor. 

Aseguró que fue un trampolín al terror que durante varios días no le permitió dormir.

Luego de 50 años, pandemia de por medio, recordó con amigos la historia, investigó y en la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional encontró toda la colección del Diario Oeste donde luego de cinco décadas se topó con ese dibujo que tanto terror le había generado.
 
El rumor popular indicaba que el lobizón era el reportero gráfico de dicho medio, Raphael Testa.
 
Fernando logró contactarse con él, quien durante todas las conversaciones se mostró parco, con mucha ironía. En la última conversación que mantuvieron lo saludo con una frase que lo hizo sospechar: “Le mando un abrazo fraternal, pero no tan fuerte, porque me crecen las uñas”. 

Si bien a los pocos meses falleció, los hijos estuvieron presentes en la presentación del libro que relata la historia de este lobizón.

Por último, Fernando dijo que su libro analiza cómo se realiza la construcción colectiva de un monstruo.