En las desterradas playas rodeadas de tierras salitrosas y agrietadas por la aridez y la milenaria ausencia de lluvias, se esconde una playa de insospechada belleza donde viven 15 habitantes que practican la pesca artesanal y la marisquería por buceo sobre el golfo San José, en el lateral norte del istmo Ameghino en la Península Valdés, en Chubut.
Una familia pionera tuvo una idea: invitar a turistas a participar de la actividad embarcada, regresar a la costa con la pesca, cocinarla y comerla frente al mar calmo.
“Es única la experiencia”, aseguró en Gente Necesaria Antonella Díaza. Vive en Puerto Pirámides y junto a su familia realiza la pesca artesanal en Playa Larralde.
Esta modalidad de pesca surgió en la década del 70 cuando se prohibió la técnica industrial de pesca con la rastra al declararse Área Natural Protegida la Península de Valdés y el Golfo San José. Ahí la técnica artesanal empezó a tener protagonismo, donde los mariscos se recolectan buceando, con la mano, con un aire que llega de un compresor colocado en la lancha. “Esta es una técnica sustentable que cuida el fondo marino”, señaló.
Son varios pescadores los que viven en la playa, y trabajan en el invierno recolectando mariscos. Otros viven en Puerto Madryn y Trelew por lo que viajan cuando se realiza la pesca.
Antonella aseguró que la vida es muy linda porque se está en contacto con la naturaleza, la cual junto con el clima es la guía del pescador. “Si hay viento no se puede pescar, se hace mantenimiento y si está lindo todos al agua todo el tiempo que haya luz y esté bueno el mar”, explicó.
Respecto a la vida de los niños, dijo que se crían muy cerca del mar, la pesca y las ballenas que llegan en invierno.
Aseguró que vivir con este escenario es hermoso, muy saludable y no lo cambiaría por nada.
Cómo se realiza la pesca artesanal
Señaló que la pesca artesanal tiene un cupo limitado por el Organismo de Pesca para cuidar el recurso. Cada familia tiene una embarcación y un tractor para tirarla al agua. Allí van los marineros y los buzos que llevan un aro de metal con una especie de bolsa de red donde colocan los mariscos que seleccionan manualmente.
El buzo llena la bolsa, la cuelga en un cabo amarrado a la embarcación, el marinero cuando ve el tirón levanta la bolsa de red con los mariscos y luego le tira al buzo una vacía. Así sucesivamente hasta que se llenan cerca de 40 cajones con este alimento.
Una familia de buzos y pesqueros
“El buceo es un arte que se aprende de generación en generación. En nuestro caso, mi papá bucea desde la década del 70 y le transmitió a mi hermano el conocimiento quien a los 15 años inició con la actividad”, explicó.
Dijo que una vez recolectados los mariscos estos se llevan a un centro de análisis que analiza cada carga y luego autoriza la comercialización.
El equipo de la familia Diaz se compone por el papá de Antonella, Raul Diaz (Guía de pesca), Teresa Cristina Coll de Diaz (Cocinera), Beto Alcántara (Su marido) y Dario Diaz (su hermano).
Conductor: Pablo Ferrari
Producción Periodística: Carolina Chiarotto
Operador: Raúl Correa