Hace 12 años el productor Humberto Castro inició con este proyecto de gastronomía gourmet, mientras miraba un programa de televisión de cocina donde mostraban un plato preparado con esos extraños hongos. Un kilo de ellos puede superar los 2000 dólares.
Se imaginó cultivándolos, tuvo un gran gesto con una familia que lo necesitaba y eso repercutió en que emprendiera lo que anhelo en Choele Choel, Río Negro. El padre de familia a quien ayudó Humberto, era un especialista de trufas a nivel mundial y fue quien le regaló la primera planta de su chacra.
Cultivar trufas requiere paciencia ya que hay que plantar los árboles inoculados con el hongo, y luego esperar ocho años para que comience la producción.
En diálogo con La Vuelta del Perro aclaró que la trufa no se cosecha sino que se caza con perros que en el caso de la finca de Humberto son Janis, un ovejero alemán de cinco años, Peperina, una beagle de tres y Floki, un labrador.
La tan preciada trufa es un hongo comestible que elige las raíces de los árboles, como las encinas, los robles y los avellanos, para vivir en simbiosis con ellos y aprovechar el azúcar que produce el árbol, y los nutrientes de la tierra.
La temporada de cosecha comienza a mediados de mayo y finaliza a mediados de septiembre.
Este productor, que tiene una amplia trayectoria al frente de la Cámara de Productores del Valle Medio, se siente realizado con este proyecto y enumeró con orgullo que en su chacra de Paso Piedra produce cerezas, nueces, almendras, avellanas y “ahora también este diamante negro”.
El secreto, dice con orgullo, no sólo son las virtudes de los suelos de la región, sino también el riego, la pasión y la constancia a la hora de encarar los emprendimientos.
Suelos especiales
Algo que llama mucho la atención sobre el cultivo de trufas es que en la mayoría de los casos ese tipo de producción se da en otras partes del mundo, con suelos que son básicamente calcáreos.
En el caso de Choele Choel, más allá de ser un suelo franco y arenoso, tiene una inmensa cantidad de humus (tierra negra) y es allí donde se encontraron las primeras trufas.
Además, para encontrarlas bajo tierra -a una profundidad que varía entre los 10 y los 50 centímetros-, se deben utilizar perros “truferos”, entrenados especialmente para recorrer la zona de campo rastreando y olfateando en busca de este preciado manjar. Una vez que las encuentran, escarban en la tierra y se quedan en el lugar hasta que acude el dueño las recoge.
Datos claves
1.-En la Argentina, la primera cosecha de Trufas negras se dio en 2014, en un emprendimiento realizado en la provincia de Buenos Aires.
2.- Las trufas no se plantan con semillas ya que son hongos que crecen en simbiosis en las raíces de encinas, avellanos, o robles.
3.-El elevado precio de las trufas se debe básicamente a su escasez. En todo el mundo, sólo se encuentra de forma silvestre en países de clima mediterráneo, como Francia, España e Italia, pero la desaparición de bosques está poniendo en peligro a las trufas.
Entrevista: Marcelo Arbillaga y Mercedes Magnano
Operador: Andres Berretta
Producción: Carolina Chiarotto Magallanes