La ceremonia de entrega número 26 de los premios Grammy se llevaron a cabo el 28 de febrero de 1984 en el Shrine Auditorium de Los Angeles, y se transmitieron en vivo por televisión. Se premiaban las grabaciones de 1983 y el gran ganador fue Michael Jackson, que se estaba recuperando de una quemadura durante la filmación de un aviso de Pepsi.

Al final de la noche, el Rey del Pop se quedó con ocho estatuillas, incluyendo Album del Año y Grabación del Año, por Thriller. La ceremonia tuvo el mayor rating de la historia, con 51 millones de televidentes.

El éxito de Thriller

Su álbum Thriller se había lanzado el 30 de noviembre de 1982 y fue el disco más vendido a lo largo de 1983, con hits como Billie Jean y Beat It llegando al primer puesto de los charts, con videoclips de intensa difusión en canales como MTV. Aun así, nadie imaginaba que protagonizaría una noche tan estelar.

El último single de Thriller había sido el tema que le daba título al disco. Al igual que los seis singles anteriores, llegó al Top 10 de Billboard y tuvo un exitoso video que propulsó al disco nuevamente a la cima, sumando 37 semanas en el número uno. No en vano recibió 12 nominaciones a los Grammy.

Una inusual aparición pública

Las apariciones públicas de Michael Jackson siempre estuvieron cuidadosamente planeadas, y la noche de los Grammy no fue una excepción: se presentó con una chaqueta militar cubierta en cristales de color azul y oro, además del célebre guante con más brillantes. Entró por la alfombra roja con la modelo Brooke Shields.

Al final de la noche, Michael se llevó tantos premios que marcó un record jamás superado: Album of the Year, Best Pop Vocal Performance–Male (por Thriller); Record of the Year, Best Rock Vocal Performance–Male (Beat It); Best R&B Song, Best R&B Vocal Performance–Male (Billie Jean); Producer of the Year – Non-Classical y encima Best Recording for Children (por The E.T. Storybook).

El entusiasmo y alegría era evidente cada vez que subía al escenario. Cuando ganó Album of the Year invitó al presidente de CBS Records, Walter Yetnikoff, que dijo que "Michael es el hombre que nos mostró el camino de la música, la juventud, la canción y el baile".

Cada una de sus estatuillas fue dedicada a uno de sus ídolos, como Jackie Wilson, que había muerto un mes antes. Y la séptima vez que subió se sacó los anteojos negros, una promesa que le había hecho a su amiga Katherine Hepburn.
En el octavo triunfo abrazó a Quincy Jones y dio un giro sobre sus pies que se convirtió en histórico.

Cuatro años después, cuando escribió sus memorias en el libro Moonwalk, contó: "Fue una sensación increible haber trabajado tanto en algo, dar tanto y tener éxito. Me sentí como un corredor de largas distancias que estaba llegando a la meta. Me identifico con ese tipo de deportistas porque sé cuánto entrenó y sé lo que ese momento significa. Puedo compartir ese mismo sentimiento".