Acá vamos, a puro corazón, dándolo todo. O que no sea nada... Hoy no hay medias tintas.

Durante meses necesité anidar en mí, en mi propio hogar, necesité habitar todos los espacios y recorrer todos los rincones, incluso las esquinas mas vulnerables.

Habitarme, sentirme, escucharme, abrazarme, perdonarme y por sobre todas las cosas amarme. 

Necesité crear nuevas conexiones y desinstalar viejas. 

Tuve que Re-conocerme en mis particularidades, singularidades y polaridades. 

Aceptar y dejar que sea .

Dejar de resistir, cesar la lucha y dejarme sorprender.

Me obsequié tiempo presente y consciente. 

Y sabiendo que soy Hogar, me animé a abrir la puerta, para que entrara el sol, para que inundara todo de mucha luz, la dejé entreabierta para poder volver a entrar y salir cuantas veces quiera.

Hoy me animo a salir siendo yo y sintiendo que no hay nada más genuino que entregar con y desde el corazón, siendo fiel a uno mismo. 

Salgo más liviana, sin armadura, ni maquillaje, de zapatillas, pero a paso firme. 

No sé si maduré, si procesé o integré lo suficiente o si aún falta.
 
Lo que si sé es que quiero ser más sincera, yendo directo al grano, sin tanto rollo para decir y hacer.

Confío en el pulso creativo que marca mi corazón y en mi cielo hermoso que descubrí y se ha convertido en brújula esta parte del recorrido. 

Reconocer y encontrar mi marca registrada de saber quién realmente soy y qué es lo que quiero, hace que se encienda la chispa del alma para poder conectar desde lo genuino, lo autentico, lo sutil, estando en presencia conmigo, con vos, con el todo. 

Me di cuenta que si sé quién soy y le doy crédito a eso, hay vida suficiente para verme y darme el reconocimiento que merezco y aprendí que es necesario para poder hacerlo con los demás de igual manera. 

Entendí que vos, yo y los demás tenemos que brillar siendo lo que somos, animarnos a mostrarnos aunque estemos un poco rotos y así contagiar a los demás.
 
Creo en la chispa divina que nos trajo hasta acá a vivir esta experiencia que se llama vida.

No somos una casualidad.

Somos intención.

Creo en la magia de los corazones auténticos.

Creo en el brillo de los ojos que son las puertas del alma.

Leí por ahí que no hay palabras más poderosas que decir Yo Soy.

Ojalá puedas pronunciarlo sin dudarlo un segundo y te aseguro que el universo entero se pone a tus pies.