En Gente Necesaria dialogamos con Clara de la Torre, creadora de la marca Manto que en 1996 movida emprendió un viaje al norte de Argentina en busca de una comunidad que viviera todavía integrada y en concordancia con la naturaleza.

A través de sucesivos viajes, se encontró con una comunidad cercana a Iruya, San Isidro (Salta, a 2900 metros del nivel del mar) y diseñó un proyecto textil con el propósito de incentivar, integrar, dar continuidad y visibilidad a su saber ancestral.
 
En el año 2000 fundó la marca y con sus telas fabrica en la actualidad unas 400 piezas al año. Allí encontró a Erminio Mamani, tejedor, quien le presentó a su hijo Juan quien hoy vive en Humahuaca, Jujuy. En dicha comunidad la tradición es que los hombres tejen y las mujeres hilan.
   
Las familias hilan, tiñan y tejen.

“Cuando yo ingresé en San Isidro, Salta, no había luz eléctrica, tampoco una huella para llegar y el río los deja incomunicados durante los meses de verano”, indicó Clara.

Dijo que el textil fue una excusa para vincularse con estas comunidades y ponerse al servicio de ellas a través del diseño y la posibilidad de proponer ese tejido en una gran ciudad.

Sobre como es el proceso de creación del hilo, explicó que las hilanderas usan la energía del agua para estirarlo y retorcerlo.
 
“Esto viene de hace mucho, de la descendía de los abuelos”, dijo Juan sobre la organización del trabajo en estas comunidades. “Es una experiencia única la de hilar en el río donde escuchas el ruido del agua y conectas con la naturaleza”, añadió.