El papa Francisco presidió hoy la celebración de la Pasión de Cristo en la basílica de San Pedro del Vaticano pero no se tendió en el suelo del templo para rezar, como se hace tradicionalmente en esta liturgia solemne.
Después de dos años de confinamientos y restricciones a causa de la pandemia de coronavirus, este 2022 regresaron las conmemoraciones, ceremonias y misas presenciales de Semana Santa.
Uno de los lugares principales de estas conmemoraciones es el Vaticano, donde el papa Francisco encabeza dichas ceremonias desde el jueves hasta el domingo 17 de abril, Día de Resurrección.
El pontífice argentino, aquejado en los últimos tiempos de un dolor en la rodilla, accedió al templo en procesión y, tras llegar ante el altar mayor con un leve cojeo y sin báculo, rezó de pie y en silencio ante la tumba de Pedro, para luego sentarse en un sillón.
Jueves Santo
El papa Francisco celebró el jueves la misa Crismal con la que se abre el llamado Triduo pascual y comienzan los ritos de la Semana Santa. En su homilía advirtió a los sacerdotes de los “ídolos escondidos” como la mundanidad, el funcionalismo o el caer en las estadísticas.
Francisco volvió a oficiar este acto ante miles de personas en la basílica de San Pedro, después de que en los dos últimos años fuese limitado el acceso a los fieles por la pandemia y esta tarde también celebrará la misa de “Coena domini” del Jueves Santo y el lavado de los pies, suspendido por las restricciones sanitarias, en una cárcel de Civitavecchia (a las afueras de Roma).
En la misa de ayer se conmemoró la institución del sacramento del orden sacerdotal por Jesucristo durante la Última Cena y está dedicada a la renovación por parte de los sacerdotes de los votos de pobreza, castidad y obediencia, por lo que a la ceremonia participaron sobre todo los curas de la diócesis de Roma.
Además, durante la ceremonia también se bendicieron los óleos de los catecúmenos, el de los enfermos y del crisma, que se utilizan durante el año para los bautismos, confirmaciones y unción de los enfermos y Francisco también bendijo las tres ánforas de plata con estos que serán utilizados en las celebraciones vaticanas.
En la homilía dedicada a la misión del sacerdote, Francisco los advirtió de las tentaciones de esos “ídolos escondidos” que dijo, hace “que se introduzca el maligno” y que “no sólo nos complazcamos” a nosotros mismos dando rienda suelta a una pasión o cultivando otra, sino que también nos lleva a reemplazar la presencia de las divinas personas, del Padre, del Hijo y del Espíritu, que moran en nuestro interior”.
Advirtió a los sacerdotes de tres formas de “idolatría escondida” en las que pueden caer y habló en primer lugar de la “mundanidad espiritual que es una propuesta de vida, es una cultura, una cultura de lo efímero, una cultura de la apariencia, del maquillaje”.
“Un sacerdote mundano no es otra cosa que un pagano clericalizado”, aseguró.
Otro espacio de idolatría escondida, señaló, es “donde se da la primacía al pragmatismo de los números”.
“Los que tienen este ídolo escondido se reconocen por su amor a las estadísticas, esas que pueden borrar todo rasgo personal en la discusión (...) Las personas no se pueden numerar”, aseveró.
Mientras que el tercer espacio de idolatría escondida dijo que es “el funcionalismo, un ámbito seductor en el que muchos, más que con la ruta se entusiasman con la hoja de ruta”.
“La mentalidad funcionalista no tolera el misterio, va a la eficacia. De a poco, este ídolo va sustituyendo en nosotros la presencia del Padre”, lamentó.
Y explicó que “el sacerdote con mentalidad funcionalista tiene su propio alimento, que es su ego. En el funcionalismo, dejamos de lado la adoración al Padre en la pequeñas y grandes cosas de nuestra vida y nos complacemos en la eficacia de nuestros planes”.
El Sábado Santo, Francisco celebrará la Vigilia Pascual y el domingo en la plaza de San Pedro oficiará la Misa de Resurrección. Mientras que el Lunes Santo celebrará por la tarde una reunión con los chicos y chicas que participan en la Peregrinación de adolescentes organizada por la Iglesia italiana en Roma.