Cómo mantener la motivación cuando estamos rodeados de malas noticias
- 04/04/2022 15:15 hs
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¡Quién nos iba a decir a nosotros que íbamos a vivir una pandemia con confinamiento incluido a lo largo de tres años, una cruel invasión y guerra de Rusia contra Ucrania, muertes, ERTES, cierres de empresas, la subida disparatada de electricidad, gas y gasolina, un asalto al Capitolio! Muchas personas no se imaginaban haber vivido ninguna de estas situaciones en sus vidas.
¡Quién nos iba a decir a nosotros que íbamos a vivir una pandemia con confinamiento incluido a lo largo de tres años, una cruel invasión y guerra de Rusia contra Ucrania, muertes, ERTES, cierres de empresas, la subida disparatada de electricidad, gas y gasolina, un asalto al Capitolio! Muchas personas no se imaginaban haber vivido ninguna de estas situaciones en sus vidas. Pero lo que era completamente inimaginable es que todas fuéramos a vivir todas ellas en un periodo de tres años. Hace un año hablábamos de la famosa fatiga pandémica. Pero parezca que la vida nos quiera echar un pulso poniendo a prueba nuestra resistencia física y mental. Porque cuando te animas a disfrutar un poco de tu vida, cuando se empiezan a relajar las restricciones de la COVID, aparece otro acontecimiento que nos golpea, nos cambia de planes, nos limita. Es agotador. Y así nos sentimos todos. Unos días nos venimos abajo y nos dejamos empujar. Otros días buscamos almas motivadas que nos empujen a nosotros.
Estamos rodeados de malas noticias y nos percibimos los unos a los otros decaídos, tristes, faltos de ilusión, sumergidos en una incertidumbre sin vistas de acabarse. Y encima con la exigencia de tener que estar bien, porque si nos permitimos hundirnos… ¡a saber quien va a sacarnos de nuevo a flote!
Hoy te dejo algunos consejos que pueden ayudarte a mantener tu motivación en tiempos revueltos. Te sirven tanto para un roto como un descosido. Es decir, tanto si estás sufriendo temas laborales, personales o tu empatía con los acontecimientos externos te sumerge en la desolación, puedes aplicarte estas herramientas.
No pierdas la esperanza
Cuando perdemos la esperanza lo perdemos todo. La esperanza es la creencia de que en algún momento aparecerá una solución o desaparecerá lo que ahora nos preocupa. Tener esperanza no es de ilusos. Es estar atento a lo que ahora podemos controlar y a la vez esperar cosas buenas de las situaciones y de las personas. Las expectativas que tenemos terminan por condicionar nuestro entorno.
Esperanza viene del latín “sperare”, que significa esperar. Tener esperanza es esperar soluciones. Entre las fortalezas humanas que nos permiten estar fuertes frente a la debilidad emocional, se encuentran el optimismo, las habilidades sociales, la honestidad, la ética, valores como la perseverancia, la capacidad de disfrutar y fluir y la esperanza.
Involúcrate en actividades desinteresadas
Busca participar en algún voluntariado y actúa de apoyo para otros. Cuando trabajas tu altruismo, tu visión cambia. Te sientes mejor contigo mismo y mejora tu nivel de bienestar y compromiso. Nuestro estado de ánimo cambia cuando ayudamos a otras personas a sentirse mejor. Y en este momento hay mucho sufrimiento a nuestro alrededor. Busca la manera de aportar para los demás.
Ayudar a los demás también nos permite tener otra perspectiva sobre nuestros propios problemas y nuestra vida. Esta conducta cooperativa nos facilita poder relativizar.
Autoeficacia frente a indefensión aprendida
La autoeficacia o la percepción que tenemos de que somos capaces de resolver nuestros problemas y atender nuestras responsabilidades, es fundamental para mantener la motivación. Por lo contrario, verte sin recursos es desolador. Cuando nos vemos apáticos, faltos de recursos, con la sensación de que no somos capaces por nosotros mismos de salir del bajón, nuestro cerebro entra en modo “cero soluciones” o “aquí no hay nada que hacer”. La autoeficacia fue un término acuñado por el psicólogo Bandura y permite dirigir nuestra vida. Al contrario que la indefensión aprendida en la que estamos en manos de los demás.
Es importante trabajar tu confianza, no dejarte llevar por la presión social de desánimo, y sobretodo, conocer en qué medida has mantenido tu motivación en otros tiempos difíciles del pasado. ¿Cómo lo hiciste antaño, qué te mantuvo motivado? ¿Cuál era tu objetivo, tus valores, tu “para qué”?
Mensajes internos positivos
Los estudios demuestran que mantener conversaciones positivas contigo, orientadas a lo que tienes que hacer en lugar de lo que tienes que evitar, creyendo en ti, esperando cosas buenas de ti, mejoran la confianza y la seguridad.
Practicamos el autohabla a diario, nos decimos lo que tenemos que hacer, nos recriminamos, criticamos, pero rara vez nos jaleamos. Si nuestros mensajes internos son negativos, centrados en nuestros errores, en lo mal que está el mundo, en todos los problemas que tenemos pendientes de resolver, pendientes de un pasado triste y de un futuro incierto, es complicado sentirnos motivados. Muy complicado. La motivación personal pasa por hablarnos desde las soluciones, la positividad, la aceptación.
Autocuidado
Cuidar de ti y de tus emociones es importante en momentos de bajón. Es justo ahí dónde solemos abandonar nuestro cuidado físico y emocional. Nos da pereza, no lo vemos importante…y terminamos metidos en un bucle de dejadez. Conecta contigo, ten tus rutinas saludables, tus momentos de disfrute, tus risas, tu apoyo social.